PISCO,
19 de agosto.— Miles de habitantes de Pisco seguían hoy en la búsqueda
de sus familiares desaparecidos entre los escombros que dejó el
terremoto que el miércoles azotó siete departamentos del sur peruano,
causando oficialmente 503 muertos, 1 042 heridos y 33 940 viviendas
destruidas, mientras sigue temblando la tierra.
Un sismo de 5,7 grados de magnitud en la escala de Richter se
sintió hoy en esta ciudad y en todo el departamento de Ica, y causó la
muerte de un niño de 12 años, aplastado por una pared.
El presidente peruano, Alan García, anunció hoy el inicio de la
segunda fase posterior al terremoto, consistente en la limpieza de la
zona de desastre.
Decenas de brigadistas y especialistas en remoción de escombros,
peruanos y extranjeros, con apoyo de perros entrenados, prosiguen la
búsqueda de cadáveres, aunque cuatro días después del desastre muchos
de ellos ya han perdido las esperanzas de encontrar más
sobrevivientes.
El panorama de destrucción en Pisco, en Chincha, en Paracas, en
Cañete (región de Lima) es similar al de una ciudad bombardeada al
término de la guerra, de acuerdo con el testimonio de sus pobladores y
de los brigadistas.
Mientras tanto, madres con hijos pequeños clamaban por ayuda:
"Nuestros hijos se mueren de hambre, no nos ayudan, ¿dónde está la
ayuda, por qué no viene?", reclamó una mujer procedente de la zona de
Amauta, una villa pobre de Pisco, que se apostó en la plaza principal,
junto a decenas de otras mujeres, según ANSA.