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Para que el ganado retorne al pasto
La UBPC 26 de Julio, del municipio de Guanabacoa,
lleva dos años limpiando sus potreros para mantener controlado al
marabú
Raisa Pagés
Para sacar las vacas de los matorrales tenías que convertirte en un
ninja, cuenta Oscar Rivero Alfonso, cuando alude a los tiempos en que
su lechería estaba rodeada de marabú.
El
viejo DT-75 se mantiene, por la constancia de Cabello, rompiendo las
malezas en la vaquería ubicada en Santa Rita.
Rivero siguió la tradición y ahora administra la misma vaquería que
su padre dirigió. "El viejo sigue dando vueltas por aquí, aunque ya
está jubilado". Habanero de nacimiento, a sus 40 años de edad, la
mitad de su vida ha transcurrido en esta unidad pecuaria, situada
cerca del poblado de Bacuranao, en el municipio de Guanabacoa.
Él vio cómo sus potreros se llenaban de aroma y espinas, pero no
por indolencia, sino por falta de fuerza de trabajo. "No alcanzábamos
para atender a las vacas y fajarnos, machete en mano, a limpiar 47
hectáreas de potreros", explica.
Ahora
Oscar sí puede pastorear sus vacas sin tener que convertirse en un
ninja.
Hoy la situación es otra desde que surgió un programa para explotar
todas las tierras ociosas de Ciudad de La Habana, lo que en la
práctica los capitalinos conocen como Misión al 2007.
En la lechería que dirige Oscar Rivero, de dos litros y medio por
vaca, subieron a siete porque ahora el rebaño tiene más "comida".
Con la ayuda de trabajadores y equipos de otras provincias, en la
Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) 26 de Julio, iniciaron
la roturación de las zonas más infestadas por la planta invasora.
En las áreas más densas, al marabú más tozudo, le dan el golpe de
gracia con un producto químico para secar el rebrote. "El que diga que
tiene todo libre de marabú no habla correctamente. A esta maleza se le
controla, pero es una labor que nunca termina, pues hay que mantenerla
a raya", explica Miguel LLanes.
Administrador de esta UBPC comenzó como obrero agrícola y pasó por
varios oficios dentro de la ganadería. Por eso, cuando hace seis meses
los trabajadores se reunieron para designar un nuevo responsable,
todos levantaron la mano por Miguel, comenta Ángela Llerena, obrera de
la recría de terneros Anacaona, al referirse a la preocupación porque
los obreros tengan adecuados medios de trabajo para realizar su labor.
A MÁS ESFUERZO, MÁS INGRESOS
Encontrar en activo a un tractor de esteras DT-75 es como toparse
con una pieza museable. El desgaste y la falta de repuestos por 30
años de explotación han hecho que muchos de esos equipos ya estén
almacenados como chatarra. Pero gente como el operador Rogelio Cabello
Morell los mantienen ronroneando en los potreros. Recupera piezas por
aquí y por allá y hace inventos junto con el mecánico. Así el
"longevo" equipo sigue trepando por donde quiera, como si fuera
"nuevo".
"Hace poco me botó las esteras subiendo esas lomitas y tuve que
halarlo con otro tractor para sacarlo. Al otro día ya estábamos de
nuevo en el campo", narra mientras hace un alto en su ofensiva contra
las matas traicioneras.
Cerca, en el potrero aledaño, Omar Mena Arce, administrador de la
vaquería típica 42, de la zona de Santa Rita, siembra King grass en
los terrenos alistados para sembrar alimento a sus animales. En las
hileras que bordean los cuartones de esa unidad, han sembrado árboles
maderables. "De aquí a un tiempito, dice, el sol no nos castigará
tanto, ni a nosotros ni a las vacas".
CADA FINCA ES UN CENTRO DE COSTO
La UBPC 26 de Julio abarca 1 300 hectáreas y está subdividida en 38
fincas. No todas tienen el mismo tamaño ni son netamente pecuarias,
por lo general tienen cultivos varios, pero algunas disponen de más
áreas ganaderas que otras. Cada finca es un centro de costos. De los
ingresos, descuentan los gastos, si no hay ganancias, los obreros no
pueden recibir ingresos por encima de la remuneración básica.
Los incrementos de los precios al productor por litro de leche y
kilogramo de carne bovina, aprobados recientemente, influyen
positivamente en el saldo económico. En julio, el primer mes después
de implantado los nuevos precios, los ingresos cubren los gastos de
las fincas pecuarias y dejan un margen de utilidades. Este saldo
posibilita vincular a los obreros pecuarios de acuerdo con sus
resultados. A más esfuerzo y trabajo, mayor es el ingreso.
Para Miguel Llanes a la fuerza de trabajo que ha entrado a la UBPC
no solo la motivan las mejores condiciones de labor y económicas. Eso
forma parte del incentivo, pero lo más importante para estabilizar a
los obreros en estas rudas faenas y poder explotar todas las tierras
ociosas, es la construcción de viviendas dentro de las fincas.
"Sin casa que garantice que el jefe de finca y su familia vivan
allí, no hay quien se quede en estos montes apartados. Además de que
la cercanía de su hogar le permite vigilar mejor el rebaño y los
cultivos", asegura Llanes. En los últimos dos años la UBPC 26 de Julio
ha entregado 10 viviendas y otras 18 están en fase de ejecución."
"Hemos limpiado 270 hectáreas de marabú en los primeros siete meses
de este año. De esa área, 61 hectáreas eran zonas que nunca habían
podido desbrozarse desde que se creó la UBPC en 1994. Ahora quedan 16
hectáreas que no serán buldoceadas por el lugar en que se encuentran.
Son lomitas, donde la vegetación se entremezcla con árboles
maderables, frutales y malezas. En esas aplicaremos proyectos
forestales."
Cuatro tractores YUMZ del año 1976, un DT-75 y un camión GAZ-63 que
recuperaron son los equipos disponibles ahora para mantener la
producción. Al inicio de la cruzada contra el marabú hace dos años,
cuando la fuerza laboral era muy escasa, en la UBPC laboró una brigada
de maquinaria de Matanzas. También recibieron apoyo de los operadores
de equipos de la entidad pecuaria Bacuranao y de un grupo de
movilizados que trajeron de Holguín y Camagüey.
El plan diario de leche de la UBPC para este mes de agosto se
sobrepasa. Aunque ahora cuenta con solo 102 hembras vacunas en ordeño,
esa cantidad puede incrementarse en la medida en que el ganado vuelva
a ocupar el espacio que el marabú le quitó. |