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Mientras las víctimas de la violencia se incrementan hoy en Iraq,
congresistas demócratas estadounidenses esperan que Washington varíe
su estrategia en la nación árabe.
A menos de un mes de la presentación de un informe sobre la guerra
el próximo 15 de septiembre, el ambiente se polariza entre los
partidarios de la actual estrategia y los críticos de la Casa Blanca.
Según Jim Manley, portavoz del líder de la mayoría del Senado, y
Harry Reid, demócrata de Nevada, se espera que el informe destaque el
hecho de que la situación en Iraq no ha mejorado y la necesidad de un
cambio de estrategia.
Mientras, los republicanos están confiados de que el balance del
comandante general de las fuerzas militares estadounidenses en Iraq,
general David Petraeus, muestre los progresos previsto por el
Pentágono en cuanto a la seguridad.
Tal seguridad la da el anuncio de que el informe de Petraeus y el
embajador estadounidense en Bagdad, Ryan Crocker, será en una sesión
pública del Congreso.
De acuerdo con voceros gubernamentales, ambos funcionarios
atestiguarán antes de que se difunda oficialmente el texto.
El debate se centra en que los demócratas y algunos republicanos
influyentes quieren establecer un plazo para la repatriación de las
tropas.
En estos momentos la Casa Blanca prepara el terreno para crear un
ambiente de aceptación al texto y de certificación de la validez de su
plan de desplegar más tropas en Iraq.
Si el Ejecutivo no logra convencer sobre los avances logrados con
su estrategia, el enfrentamiento cobrará mayor fuerza y el mandatario
tendrá que apelar a otras tácticas más convincentes que su pedido de
paciencia, agregan expertos.
Algunos análisis plantean que el balance puede mostrar diversos
resultados, como progresos militares y estancamiento en la
reconciliación política.
Los legisladores amenazaron a las autoridades de Bagdad con una
retirada de las tropas si no lograban avances en el área política y
hasta ahora se habla de una parálisis en ese objetivo.
Por otra parte, los opositores de Bush están presionados por la
opinión pública que usa los más de tres mil 700 soldados
estadounidenses muertos para exigir un calendario de retirada.