Bush, en solitario

DEISY FRANCIS MEXIDOR
Francis_mexidor@granma.cip.cu

Al presidente de Estados Unidos George W. Bush aún le quedan 17 meses en la Casa Blanca, también días de no saber qué hacer con una guerra ya perdida en Iraq y largas semanas de enfrentamiento con el Congreso, dominado por mayoría demócrata. Lo que no le van quedando son colaboradores de su círculo más cercano. Poco a poco se han ido.

Con la renuncia de Rove, poco “cerebro” le queda a Bush.

Primero fue el secretario de Estado, Colin Powell; luego, Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial; después, el halcón de la guerra, Donald Rumsfeld, y el embajador ante la Organización de Naciones Unidas, John Bolton¼

Le siguieron Andrew Card, jefe de gabinete y al frente del grupo de asesores de la Casa Blanca para Iraq; Dan Bartlett, consejero; Rob Portman, director de presupuesto; Harriet Miers, fiscal jefe de la mansión ejecutiva; Sara Taylor, directora de asuntos políticos; J. D. Crouch, asesor de seguridad nacional, y Meghan O'Sullivan, asesora de seguridad nacional que trabajó en Iraq, además de dos directores de la CIA, George Tenet y Porter Goss.

Así, uno por uno, se ha desmantelado buena parte del andamiaje de una maquinaria neoconservadora con pretensiones de implantar una nueva geopolítica mundial.

Ahora, tras la renuncia el lunes del fiel consejero, Karl Rove, tampoco le queda mucho "cerebro" al mandatario, aunque Bush prefiere llamarlo como "el arquitecto de la victoria", por haber sido el encargado de la estrategia que lo condujo a la presidencia.

Con tal estrategia —y el espaldarazo del fraude en los comicios de Florida—, Bush conquistó la silla principal en la Oficina Oval en el 2000, y los republicanos el Congreso. Cuatro años después, y a pesar del rechazo por llevar al país a un conflicto injustificado en la nación del Golfo, Rove alcanzaría su mayor logro político al garantizar no solo la reelección de Bush, sino también el aumento del poder republicano en el Congreso.

Sin embargo, las exitosas tácticas electorales de Rove en el plano doméstico no soportaron lo que significó el error de invadir Iraq ni la negligencia del gobierno con el huracán Katrina, por solo poner dos de los más sensibles ejemplos. Aún miles de estadounidenses sufren no solo por la ayuda tardía y el incumplimiento respecto a la reparación de sus propiedades en Nueva Orleans, sino además padecen desórdenes psicológicos de consideración producidos por el paso del meteoro en el 2005, según destacó ayer el diario USA Today.

Rove se irá oficialmente a finales de mes, como otros que dimitieron, también decide, justo en este instante, "dedicar más tiempo a su familia".

Pero detrás de ello puede estar un intento desesperado por evitar el escrutinio del Congreso y las investigaciones legales en las que está involucrado, debido a sonados escándalos por la filtración del nombre de la ex agente de la CIA Valerie Plame y la destitución de nueve fiscales federales por razones políticas. De hecho, se acogió al "privilegio ejecutivo" que otorga al presidente inmunidad frente a cualquier acción judicial o investigación para no testificar sobre el espinoso asunto.

Tantos devaneos y la desconfianza del electorado propinaron un voto de castigo a los republicanos en las elecciones de medio término de noviembre del 2006 y condujeron a los demócratas, después de 12 años, a reconquistar la mayoría parlamentaria, mientras la popularidad de Bush entraba en irreversible caída. Hoy, el ex gobernador de Texas con 65% de rechazo, "ha establecido otro récord histórico: ha sido el presidente con los más prolongados periodos de bajos índices de respaldo y en la perspectiva no se espera que por mucho pudiera mejorar", explicó Mark DiCamillo, director de la encuestadora Field Poll.

Por si no bastara, el mandatario ha ido perdiendo el apoyo de sus propios correligionarios, en especial los posibles candidatos republicanos a las elecciones del 2008, quienes desde hace rato han comenzado a marcar distancia.

Sin muchos logros domésticos que exhibir y todavía con 17 meses de pugnas con el Legislativo, la renuncia de Rove, el hombre al que ha estado unido por más de tres décadas por razones de amistad y en los últimos 14 años de manera inseparable en el plano político, es como un golpe de gracia.

Y controversias a un lado, su desaparición de escena deja a la Casa Blanca sin su principal talento político en vísperas de la presentación en septiembre de un informe clave sobre la marcha de la guerra en Iraq, una amarga batalla a la vista sobre el presupuesto y la incertidumbre planteada por la crisis del sector inmobiliario.

Como dijo una comentarista mexicana: "En pocas palabras Bush (queda) como ‘un pato cojo’(...)es un pato que no vuela y en la práctica es un personaje políticamente muerto".

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir