Mientras la banda interpretaba el tema Daughter, su
director Eddie Vedder exclamó: "Deja tranquilo al mundo, George Bush",
"Búscate otro lugar para vivir, George Bush".
Sin embargo estas frases resultaron suprimidas de la transmisión
que la poderosa corporación de telecomunicaciones, patrocinadora del
evento artístico, realizó a través del portal Blue Room.
Ante la magnitud del escándalo, la AT & T emitió un comunicado en
el que trata de esquivar el bulto: "La edición del concierto de
Pearl Jam no fue intencionada, sino un error de la empresa que
contratamos para hacer el webcast y va contra nuestras
regulaciones. Tenemos que seguir algunas directivas para evitar
blasfemias excesivas, pero AT & T no edita ni censura los
conciertos. Esas directivas se utilizan porque hay público de todas
las edades con acceso a Blue Room. Lamentamos mucho el error y
estamos trabajando para mostrar la canción entera en la web".
El popular grupo de rock ripostó desde su propio sitio digital:
"Lo que ha hecho AT & T toca de lleno las preocupaciones del público
sobre el poder que tienen esas empresas cuando se trata de decidir
lo que el público ve y escucha a través de los medios de
comunicación".
En la publicación The Register, al comentar el suceso, el
periodista Dan Goodin señaló que "la metedura de pata recuerda lo
remilgados que hemos llegado a ser en EE.UU., una nación a la que,
irónicamente, le gusta pensar de sí misma que es tolerante y un
bastión de la libertad de expresión".
"Hasta ahora —subrayó— la mayoría de la gente estaba acostumbrada
a las complicaciones de las Dixie Chicks, a quienes prohibieron de
las emisoras de radio después de que confesaran públicamente que
estaban avergonzadas de pertenecer al mismo estado [Texas] que Bush".
La mordaza que mutiló la apelación del líder de Pear Jam en su
concierto en Chicago puede explicarse en el contexto de una sociedad
sometida al poder compartido por corporaciones, ideólogos del
neoconservadurismo y moralistas hipócritas.
Tampoco es casual que al principio de esta nota haya evocado a
los tiempos de la cacería de brujas del senador McCarthy. El libro
Smashed Hits: the book of banned music (Éxitos destrozados:
el libro de la música prohibida), que cuenta con una introducción de
Julian Petley, señala el caso del cantante negro Paul Robeson como
el músico norteamericano más censurado en esa época por su
militancia política, su participación al lado del bando republicano
durante la guerra civil española y su apoyo a la lucha por los
derechos civiles de las comunidades afronorteamericanas.