Palestina, la larga ruta hacia la justicia

ENRIQUE ROMÁN

Invasiones de tropas israelíes a territorios ocupados, asesinatos selectivos de cuadros palestinos, tragedias de miles de refugiados, intifadas populares contra la agresión sionista, reclamos no escuchados por el derecho a la existencia de Palestina como un Estado con plenos derechos, solidaridad internacional con esta causa son algunos momentos culminantes del cúmulo de acontecimientos que día a día nos han acompañado a través de todos los medios informativos, desde la creación del Estado de Israel en 1948 y la expulsión a sangre y fuego del pueblo palestino.

Pero más allá de la irrestricta solidaridad con la lucha palestina, su prolongado itinerario y sus consecuencias en la geopolítica regional y mundial plantean muchas veces dificultades de comprensión para quienes siguen estos acontecimientos.

Fuentes autorizadas y útiles son imprescindibles para este ejercicio, que en el caso de Cuba es un ejercicio comprometido. De ahí el interés de la reedición actualizada por la Editora Política de Palestina: ¿la justicia crucificada?, de Ernesto Gómez Abascal, convertida en instrumento de utilidad definitiva.

Gómez Abascal, en menos de trescientas páginas, recorre en detalle el proceso que dio origen al sionismo en el siglo XIX, la connivencia de los imperialismos francés y británico para garantizar su permanencia neocolonial no solo en Palestina, sino en todo el Oriente Medio, el ingreso del imperialismo estadounidense en el conflicto y la complicidad criminal que sobrevive hasta hoy entre Estados Unidos e Israel contra la causa no solo del pueblo palestino, sino de todos los pueblos árabes.

Pero hay también en la obra un pormenorizado recorrido por las diferentes etapas de la lucha palestina contra las agresiones, desde la constitución de las primeras organizaciones de enfrentamiento al sionismo hasta los procesos negociadores de los años 90 y 2000, incluidas las dos gloriosas intifadas, demostración heroica de la disposición del pueblo palestino por conquistar con su propia sangre el derecho a contar con un Estado propio y pleno, al regreso de sus refugiados y a establecer su capital en el este de Jerusalén.

El texto de Gómez Abascal se completa con una amplia recopilación de documentos vinculados al conflicto, incluidas las numerosas resoluciones —muchas de ellas incumplidas-— de Naciones Unidas.

La obra destaca por su rigor y su exactitud, pero también por su visión militante de los hechos. Gómez Abascal ha acompañado la historia que relata personalmente, desde su vinculación ya antigua con los patriotas palestinos hasta su ejercicio diplomático en Siria e Iraq, país donde presenció la criminal agresión yanki del 2003. Su compromiso con la causa árabe está presente también en sus otras obras y artículos, señaladamente sus textos sobre el Líbano e Iraq.

El Oriente Medio seguirá siendo una región más ambicionada que nunca en la misma medida en que su principal riqueza material, el petróleo, se agote progresivamente de otras fuentes conocidas. Muchos intereses intervendrán y avivarán los conflictos. La guerra criminal de Iraq, las amenazas contra Irán, la compleja situación del Líbano, en todos los cuales aparece la complicidad entre Estados Unidos e Israel, son pruebas al canto.

En medio de este torbellino político, la no menos compleja situación del conflicto palestino-israelí, adquiere el relieve que le corresponde por su carácter central e inevitable: no habrá paz en la región si la justicia, que no ha sido crucificada gracias a la heroica resistencia palestina, no se convierte en la palabra de orden entre los pueblos que hoy sufren las consecuencias de un orden injusto e inmoral.

 

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