Saludables secretos

En la labor de profesionales y técnicos de la Salud que atienden a pacientes adictos a las drogas prevalece la ética y, como parte de ella, el secreto médico

Lourdes Pérez Navarro
lourdes.p@granma.cip.cu

En todo el mundo hay personas sufriendo de adicciones que no acuden a los profesionales y técnicos de la Salud en busca de ayuda por temor a cualquier repercusión judicial, sobre todo cuando se trata de sustancias ilegales. También, algunos individuos consumidores de alcohol piensan que poner en conocimiento de otros su padecimiento disminuye en algo su imagen. Pero no es así.

Foto:Yordanka AlmaguerLos integrantes del equipo de Salud, afirma el doctor Ricardo González, tienen la obligación moral de proteger la información que se obtenga de cualquier paciente.

Quien solicita ayuda profesional por padecer una adicción está protegido por el secreto médico, en una situación similar a la información privilegiada que obtienen los abogados la cual deben utilizar observando los principios éticos.

Si no existiera tal discreción nadie vendría a solicitar ayuda profesional en el campo de las adicciones, afirma el doctor Ricardo González Menéndez, presidente de la Comisión Nacional de Ética Médica.

El adicto, asegura, es un enfermo como otro cualquiera. Por diferentes factores hay quienes caen en la trampa de la drogadicción, la cual abarca todo tipo de esclavitud por una sustancia química: es tan drogadicto el paciente alcohólico como el que consume fármacos con fines no médicos, o sustancias ilegales tales como marihuana, heroína o cocaína en sus diferentes formas.

Con relación a las drogas, enfatiza el también jefe del servicio docente de Atención a Adicciones del Hospital Psiquiátrico de La Habana Doctor Eduardo B. Ordaz, hay que identificar dos situaciones: atender a una víctima del tráfico internacional y del mercado negro de drogas (consumidor adicto), o a quien la trafica o expende. Los manejos profesionales en cuanto a una u otra posibilidad son muy diferentes.

El secreto médico, subraya el especialista, se garantiza para aquel que ha quedado esclavizado con una sustancia de ese tipo y requiere ayuda profesional.

Así está plasmado en el Código de Ética de la Psiquiatría Cubana. Al referirse al ejercicio del profesional de la Salud Mental, entre otros aspectos, dice: "Respetar la dignidad, decoro, pudor y derechos de los pacientes y sus familiares, ejercitando el secreto profesional en beneficio de los mismos, siempre que ello no ocasione perjuicio social o ponga en peligro la vida o salud de otras personas".

Todos los integrantes del equipo de Salud (psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, clínicos¼ ), subraya González, tienen la obligación moral de proteger la información que se obtenga de cualquier paciente y mientras más ilegal sea la adicción, más necesidad de protección tiene el paciente, pues lo vemos como víctima, no como victimario.

¿Cómo se garantiza esto?

Debido a la alta repercusión mundial de los problemas que acarrean las drogas en los adictos y sus familias, el Estado cubano ha tomado las medidas necesarias para que la información aportada por el paciente sea protegida por el secreto médico.

Al iniciar su carrera, los médicos asumen el Juramento Hipocrático, documento con más de 2 000 años que dice en uno de sus acápites: "Guardaré secreto acerca de lo que oiga y vea en la sociedad y no sea preciso que se divulgue, fuese o no del dominio de mi profesión, considerando el ser discreto como un deber en semejantes casos".

La única manera de violar el secreto del equipo de Salud cuando alguien busca ayuda profesional por una adicción, está vinculada al hecho de que si no se comunicara algún aspecto de lo recibido como información, pudiera producirse una tragedia para el paciente y para la sociedad. Afortunadamente esta posibilidad resulta excepcional.

Acudir al equipo de Salud implica que las personas encuentran un grupo de seres humanos conocedores de que la adicción es una enfermedad y que, mientras más intensa sea la esclavitud hacia las drogas, más requiere de comprensión.

La regla de oro de la ética es no hacer a los demás lo que uno no quisiera que le hicieran de estar en igual situación.

Hay quien teme acudir a los centros especializados de su localidad pues cree que eso le traerá problemas¼

El mecanismo creado permite que el adicto pueda solicitar ayuda a cualquier médico de la familia o centro comunitario de salud mental; no tiene que ser obligatoriamente el del territorio donde reside.

Está abierta la posibilidad de dirigirse a donde desee, comenzando por la comunicación telefónica con la Línea Confidencial Antidrogas, donde podrá recibir orientaciones precisas sobre el tema.

Es de resaltar que los especialistas que atendemos a los adictos no transmitimos información sobre el paciente a institución alguna. Solo seguimos una especie de control de carácter epidemiológico y estadístico que no rebasa el ámbito del equipo, el cual sirve para valorar en el área de salud la frecuencia de estos problemas.

Brindarle confianza y respeto al paciente

En opinión de la psicóloga Julia Hortensia Pons García, especialista del Centro Comunitario de Salud Mental del municipio capitalino de Playa, "la calidad del tratamiento terapéutico depende, en gran medida, de la empatía que se logre establecer desde el primer momento, entendida como aceptación: No aceptarlo por lo que está haciendo el paciente, sino aceptarlo sin hacer enjuiciamientos, brindarle confianza, respeto, y hacerle saber que cuanto nos diga es absolutamente confidencial. Nosotros llevamos una estadística que es solo para uso del Sistema de Salud, no para transmitirla a ninguna otra institución.

"Cuando el paciente abandona el tratamiento o pasa un tiempo sin acudir a las consultas, nos acercamos a su casa, con cautela, sin identificarnos, pues en ocasiones los familiares ignoran que esa persona está recibiendo ayuda profesional. Cuidamos su privacidad a la vez que nos interesamos por su salud; eso lo agradecen mucho.

"Pienso que en muchos casos cuando se acercan a nosotros, ya conocen por experiencias de otros que somos confiables, que cuanto digan quedará en este ámbito, sin implicaciones judiciales. Lo importante es que adquieran conciencia de que necesitan ayuda profesional para vencer las adicciones, que son enfermos, víctimas del consumo de sustancias muy dañinas para ellos, para sus familiares y para la sociedad."

Totalmente confidencial

Por vía telefónica se puede acceder a la Línea Confidencial Antidrogas, la cual —explica César (seudónimo), especialista en adicciones— "es un servicio médico, profesional, ético y como su nombre indica, confidencial. No nos interesa para nada identificar al usuario; lo que hacemos es brindarle ayuda profesional; no procesarlo legalmente".

Según afirma el psicólogo, la Línea es para los adictos la puerta de entrada al mundo de la ayuda médica. "Nuestros especialistas utilizan un seudónimo y solo atienden al usuario por vía telefónica, sin emplear localizadores de llamadas. No necesitamos conocer su nombre, si no su problema, y así tratar de ayudarlo, ya sea un adicto, un familiar o cualquier persona interesada".

La Línea brinda servicios de lunes a viernes en el horario comprendido entre las 9:00 a.m. y las 8:00 p.m. por los siguientes teléfonos: Pinar del Río: 750532, La Habana y Ciudad de La Habana: 8360000 y 8360001, Matanzas: 261125, Cienfuegos: 515568, Villa Clara: 294242, Sancti Spíritus: 323439, Ciego de Ávila: 204157, Camagüey: 285751, Las Tunas: 371007, Holguín: 474040, Granma: 483247, Santiago de Cuba: 656565, Guantánamo: 323455, Isla de la Juventud: 327165.

 

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