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El senador demócrata Richard Durbin acusó hoy al asesor presidencial
Karl Rove de esconderse tras las cortinas de La Casa Blanca en el
escándalo por el despido de ocho fiscales federales en diciembre de
2006.
Rove no compareció este jueves ante el Comité Judicial del Senado
para testificar sobre el despido de los procuradores federales y se
acogió a la decisión del presidente George W. Bush de ampararse en el
privilegio ejecutivo para evitar divulgar información.
Igual decisión tomó Scott Jennings, el principal asistente del
consejero político Rove, quien si acudió al Capitolio para explicar su
posición.
Jennings aseveró que estaba impedido de hablar del cese de los ocho
fiscales federales y recordó que recibió una comunicación de los
servicios jurídicos de La Casa Blanca, en la cual se orientó acogerse
al privilegio presidencial en el asunto.
Agregó que en la misiva se le ordenó no testificar o presentar
documentos sobre consideraciones, deliberaciones o comunicaciones del
gobierno vinculadas con el posible despido o nombramiento de fiscales
de Estados Unidos.
El funcionario puso en evidencia que es Bush quien impide la
cooperación con la investigación y dijo que estaría dispuesto a
responder las preguntas si sus jefes lo deciden, pero ahora está
obligado a obedecer órdenes.
Al valorar esta artimaña que usa el gobierno, el presidente del
comité, el demócrata Patrick Leahy calificó de vergonzosa la postura,
lo que indica -dijo- que La Casa Blanca actúa como si estuviera por
encima de la ley.
Por su parte, el republicano Arlen Specter aseguró que es necesario
llegar a un acuerdo con el gobierno para completar la investigación
que realiza el Congreso y aclarar puntos claves.
Destacó entre estas, el papel del Fiscal General Alberto Gonzales,
quien quedó expuesto debido a que los parlamentarios creen que cometió
perjurio cuando compareció ante el legislativo.
En la actualidad el Congreso trata de determinar si fue Rove quien
propuso el despido de los magistrados federales.