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enviado especial
NITEROI,
Río de Janeiro.— Rafael José Columbat Vinent vive en estos días el
sueño más preciado de su vida: llevar sobre su espalda la palabra
CUBA como parte del equipo nacional de atletismo para
discapacitados.
Cuando le dije que le robaría unos minutos de su entrenamiento,
apenas me respondió con palabras, pues no escatima ni pierde un
momento de su preparación y pese a las frías temperaturas se le
puede ver en la pista de la Asociación de Deficientes Físicos (ANDEF)
como un bólido sobre los 100 y 200 metros planos.
Santiaguero de nacimiento, Rafael, de 19 años, dice ser un
"velocista nato" y sentir por el atletismo una gran pasión que se
traduce en tres títulos consecutivos en los campeonatos nacionales y
las Paralimpiadas cubanas, premios que guarda, confiesa, con
demasiado celo.
Oriundo del reparto Los Hoyos, más conocido como Martí, este
velocista "de los pies a la cabeza", es uno de los 28 atletas que
tendrán su estreno en lides internacionales durante los III Juegos
Parapanamericanos, algo que dice no asustarlo pues se siente muy
bien preparado, primero por Adrián Ferrer, allá en su Santiago
natal, y ahora por Miriam Ferrer, en el estadio de La Habana del
Este.
Clasificado con la categoría T-46, atrofiamiento del brazo
izquierdo, este miembro de la ACLIFIM, espera poder realizar un
destacado papel en los tramos que más le gustan donde sus mejores
marcas personales son 11.22 segundos en los 100, y un 23.11, en los
200.
Hace solo tres años que comenzó en el deporte Rey "porque antes
no tenía conciencia de lo que era el atletismo para discapacitados,
pero ahora me siento muy estimulado, porque la comprendo mejor mi
discapacidad y he aprendido a vivir con ella".
"El deporte me ha hecho una persona más sensible, me ha hecho
confiar más en las personas discapacitadas, antes yo andaba mucho
con personas convencionales y no tenía roce alguno con minusválidos,
pero ahora me siento como un rey entre ellos, con más aire, con más
ímpetu, porque todos nos tratamos iguales, sin distinción".
Técnico de nivel medio en Informática, Rafael no tiene problemas
alguno con su brazo izquierdo, que se le perjudicó por la aplicación
de unos fórceps al momento de nacer pues traía el cordón umbilical
enrollado en el cuello, "lo utilizo mucho en el entrenamientos, en
el levantamiento de pesas, lo fortalezco sin miedo."
"Los entrenadores me han dicho que con este brazo yo soy una
persona convencional y que con él puedo alcanzar un décima más".
Este espigado atleta considera a los Juegos Parapanamericanos
como una victoria del movimiento discapacitado en general "porque
nos ayuda a rehabilitarnos mejor, a ser solidarios entre nosotros, a
ser más hermanos cada día, sin importarnos la capacidad que
tengamos… ".
Entonces la medalla de oro va para Cuba
"Sí, sin duda, puede anotarlo ahí".