Sorprendido
por los esbirros de la tiranía cuando trataba de eludir audazmente su
cerco de muerte, cayó asesinado en las calles de Santiago de Cuba,
hace 50 años, el inolvidable Frank País, junto a Raúl Pujol.
Joven, con solo 22 años de edad (nació el 7 de diciembre de 1934),
Frank se había convertido en un dirigente revolucionario
extraordinariamente eficaz, de elevada capacidad organizativa, valor a
toda prueba y excepcionales condiciones de mando.
Bajo su jefatura se llevó a cabo el heroico alzamiento de Santiago,
el 30 de noviembre de 1956. Su esfuerzo en la clandestinidad
constituyó, más tarde, un factor de decisiva importancia para el apoyo
y la consolidación del frente guerrillero en la Sierra Maestra.
En él tuvo Fidel a un compañero extraordinario en las horas más
difíciles de la guerra. En Frank País se conjugaron de modo singular
la entereza, la inteligencia, el coraje, la entrega total a la causa y
la más profunda sensibilidad humana. Como homenaje a tan relevantes
méritos ante la Patria, la fecha de su caída ha sido consagrada como
el Día de los Mártires de la Revolución.
Por coincidencia elocuente y simbólica, en este mismo día —en años
posteriores—, cayeron otros dos luchadores revolucionarios de nuestro
pueblo: el comandante René Ramos Latourt, Daniel, muerto en
acción en la Sierra Maestra, en 1958; y el combatiente
internacionalista José María Martínez Tamayo, Ricardo, caído en
combate en Bolivia, en 1967, mientras luchaban en las filas de la
heroica guerrilla dirigida por el Comandante Ernesto Che Guevara.