Este ataque corre el riesgo de acentuar todavía más las tensiones
étnicas en la tercera ciudad del país, que los líderes kurdos querrían
ver unida a la región autónoma de Kurdistán, ante la férrea oposición
de árabes y turcomanos.
El atentado tenía por blanco las oficinas de la Unión Patriótica
del Kurdistán (UPK), el partido del presidente Jalal Talaban.
Varios testigos explicaron que la mayoría de los edificios cercanos
al lugar de la explosión se desplomó y que los servicios de socorro
seguían tratando de sacar cadáveres de debajo de los escombros.
Las tensiones se incrementaron en los últimos meses debido a un
artículo de la Constitución iraquí, que prevé un referéndum antes de
fin de año sobre la adhesión o no de la ciudad al gobierno regional
autónomo del Kurdistán.
En Bagdad, dos atentados con coche bomba dejaron 11 muertos y 20
heridos.