Sus palabras denotaban preocupación por el embarazo de su
compañera, y cierta premonición de que algo grave pasaría.
No desconocía el peligro que entrañaba pescar en aguas próximas al
territorio ilegalmente ocupado por la base naval yanki en Guantánamo.
Desde allí ya en una ocasión lo habían tiroteado.
También conocía de las provocaciones y agresiones contra la
Revolución, provenientes de ese enclave militar. Pero Rodolfo era un
hombre entregado a sus compromisos laborales con la cooperativa.
Transcurrió la tarde y la noche y Rodolfo no regresó a su hogar,
como era su costumbre. Después de intensa búsqueda, una patrulla
avistó en una playa la pequeña embarcación en que el joven se hacía a
la mar.
El bote llamado Las dos hermanas estaba encallado. Dentro fue
encontrado el cuerpo sin vida de Rodolfo, con signos de haber sido
torturado.
El horrendo crimen, ocurrido el 12 de julio de 1962, llenó de dolor
a la humilde familia: dejó enlutada y sin esposo a Eloísa y sin padre
a Marisela, Rodolfito y Reina, quien no pudo sentir el cariño de su
papá asesinado seis días antes de ella nacer.
Cuando el joven zarpó, dejó atrás a una Caimanera en plena
transformación revolucionaria, en combate para erradicar
definitivamente la prostitución, el juego y la podredumbre social,
males introducidos por los marines yankis de la base naval.
Rodolfo Rosell, nacido en Baracoa en 1932, en el seno de una
familia campesina pobre, no era el primero ni sería el último de los
cubanos asesinados por soldados del enclave aeronaval, convertido hoy
en campo de concentración y tortura, y en testimonio del doble rasero
del gobierno de Bush.
Impotentes ante los avances de una Revolución socialista en sus
propias narices, los marines acudieron al terror para segar la vida
del también pescador Rubén López Sabariego y de los combatientes de la
Brigada de la Frontera, Ramón López Peña y Luis Ramírez López.
Desde ese territorio se han perpetrado miles de violaciones,
provocaciones y agresiones contra Cuba, quien siempre ha dado una
sabia, madura y contundente respuesta al enemigo.