Incrementar los precios de
alimentos dañinos a la salud, permitiría evitar la muerte de miles de
personas cada año, asegura un estudio realizado en el Centro Médico
Queen, en Inglaterra.
Las comidas ricas en grasas saturadas, azúcares y sales,
contribuyen a la obesidad y favorecen las enfermedades
cardiovasculares, primera causa de mortalidad mundial.
Sólo en Gran Bretaña, anualmente fallecen más de tres mil personas
por esa causa, cifra que se reduciría si se gravan los productos
alimenticios antes citados, destaca la investigación.
El equipo de expertos propone tres tipos de impuestos, el primero
destinado a los alimentos que contengan un índice elevado de grasas
saturadas, el segundo castigaría los que generalmente son nocivos para
la salud.
El tercero se aplicaría a los productos que tengan además de muchas
grasas, sal y azúcar.
Gran Bretaña tiene los niveles más altos de personas obesas y con
sobrepeso en Europa, enfermedad que alcanza con niveles alarmantes a
la población infantil del país.