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El presidente George W. Bush defendió hoy nuevamente un eventual
incremento de las unidades de combate estadounidenses en Iraq, pese a
la oposición política mayoritoria por el repliegue militar.
Bush enfrenta hoy día su peor nivel de popularidad en siete años
debido sobre todo al descontento generalizado entre la ciudadanía por
el curso de la conflagración y la creciente presió demócrata por el
regreso de los soldados.
Lidiamos con extremistas peligrosos en esa zona, y un despliegue de
refuerzos castrense sería vital para proteger a la población iraquí y
a nuestros soldados destacados en la nación del Oriente Medio, arguyó
el mandatario.
En rueda de prensa en Washington, el gobernante remarcó que Estados
Unidos no va dar marcha atrás en su plan de ocupación del país
oeste-asiático porque sería fatal para la seguridad norteamericana.
Si nos vamos de Iraq —dijo Bush— estaríamos sacrificando el futuro
de la región del golfo Pérsico y además la tranquilidad de nuestro
país porque los enemigos se envalentonarán y tomarán el área como
enclave de reorganización.
Entretanto, agregó el jefe de Estado republicano, tenemos que
aumentar la capacidad del ejército iraquí y ayudar al gobierno de
Bagdad a asumir la seguridad óptima del territorio.
Según Bush, los principales comandantes militares estadounidenses
en el terreno vendrán a Washington el próximo mes para actualizar al
Congreso sobre la situación en el Medio Oriente y presentar
sugerencias ante la Casa Blanca.
También en agosto la Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el
jefe del Pentágono, Robert Gates, viajarán a Iraq para coordinar
esfuerzos diplomáticos en relación con la contienda que ya dura tres
años y costó tres mil 600 bajas norteamericanas.