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Oftalmólogos cubanos viajan hoy al departamento de Treinta y Tres para
diagnosticar las afecciones de la visión que aquejan a la población de
ese territorio ganadero del Uruguay.
Ni las glaciales temperaturas anunciadas para la fecha, por debajo
de cero, ni la caída de aguas-nieve que amenazan a la región,
impedirán a los médicos de la isla salvar los más de 285 kilómetros
que hay entre Montevideo y la capital departamental.
"Nada que no hayamos hecho antes", explica el doctor Carlos Sierra,
coordinador en Uruguay de la Misión Milagro, una operación que por su
espíritu humanista desborda los límites de la geografía
latinoamericana y caribeña donde la ejecutan los galenos cubanos.
Los profesionales tienen el propósito de consultar a los más de 300
pacientes que esperan por ellos, y tras realizar su trabajo, deberán
recorrer unas cuatro horas de regreso.
Sierra está al frente de un equipo de dos oftalmólogos e igual
número de técnicos de óptica y optometría.
"Estamos aquí desde octubre de 2005 y nunca nos asustaron los fríos
ni los aguaceros. Cuando uno se pone a pensar en cuánta gente depende
de nosotros, ¿quién puede pensar en graditos centígrados más o menos?,
se preguntó.
De aquella fecha hasta hoy suman miles los uruguayos cuyos ojos han
sido examinados por los de los especialistas cubanos y una buena parte
de ellos -mil 794, para ser exactos- viajaron a la isla y allá fueron
operados gratuitamente de diversas afecciones oculares.
"No cuento unos 50 que regresan la próxima semana porque hasta que
no están de vuelta y operados no los consideramos en nuestra
estadísticas -refiere el jefe de la misión, quien acota que para
decirlo con palabras afines al caso: "Vista hace fe".
La contribución cubana en este campo ha sido canalizada en
coordinación con los ministerios de Salud Pública (MSP) y de
Desarrollo Social (MIDES) del Uruguay, a través de un programa con un
nombre voluntarioso: Nos Tenemos que Ver.
El MIDES se había planteado como una de sus prioridades la salud
ocular luego de detectar que el 23 por ciento de los niños de escuelas
de contexto crítico padecía patologías oculares.
Según Sierra, hay días en los que atienden hasta 500 personas,
básicamente aquejadas de cataratas, pterigión (degeneración
conjuntival, sobre todo en el lado interno de la córnea), ptosis
(caída) del párpado y otras.