Un aplauso para el Guille

JOEL MAYOR LORÁN

¿Cómo dicen que a Guillermo Cabrera Álvarez el corazón lo detuvo? Al contrario, le impulsó tanto que lo hizo colarse en el nuestro. Ni siquiera sus piernas hubieran flaqueado, acostumbradas a escalar montañas y andar de pueblo en pueblo. En todo caso el almanaque, con sus límites en años, porque ni aun el tiempo podrá hacerlo. Si no, pregúntenle a los tecleros que acudieron a homenajearle.

Foto:JUVENAL BALÁNAmigos periodistas y tecleros acudieron a homenajear a Guillermo Cabrera.

Esta vez el Instituto Internacional de Periodismo José Martí no abrió sus puertas a los colegas, sino a sus muchos amigos; por supuesto, una buena parte conoció al Guille mediante este oficio de informar, interpretar, opinar y ponerle el alma a las letras. En ese arte, conmovió una y otra vez, con agudeza y humanismo.

Lo central en su vida fue hacer felices a los demás, dijo uno de los presentes. Por eso no debemos llorar, aunque haya alguna que otra lágrima necesaria. Lo que hemos de dedicarle es un aplauso, propuso, y entonces las palmas hablaron como ningún orador.

Aplaudieron al organizador de varios ascensos al Turquino, al creador de La Tecla ocurrente y fundador de peñas en varias ciudades del país, a quien desde la sección Abrecartas cargó en nombre de cada causa justa, al biógrafo de Camilo, al inolvidable maestro que enseñaba sin sermonear, al ilustre periodista.

Todavía conservo aquella columna suya en Granma, con la respuesta al reclamo en nombre de los dos viejitos que querían celebrar bodas de oro en el Hotel Presidente, el mismo de la luna de miel. El periodo especial como excusa no iba a convencerlo, y la amorosa pareja fue recibida como huésped especial, por haber decidido volver.

Así le conocimos muchos: inquieto, revolucionario, audaz, sensible. Bien le describió César Gómez en una crónica que escucharon todos. Cuenta Nervalis Quintana, un teclero capitalino, que precisamente a la hora del homenaje se encontrarían para preparar una expedición a la Sierra Maestra en honor al Che, justo hasta Llanos del Infierno, el lugar donde al Guerrillero Heroico lo ascendieron a Comandante.

Y también Tubal Páez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), se refirió a sus anhelos, a que el Guille no dejó nada material, sino apenas el par de sandalias con que anduvo por las aulas y con las que visitó la Quebrada del Yuro.

De modo que su corazón no puede pararse. Le falta bombear muchos sueños aún, que sus amigos insisten en hacer realidad.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir