Por ese motivo, ActionAid escogió esta ciudad suiza que acoge el
primer Examen Ministerial Anual del Consejo Económico y Social
(ECOSOC), mecanismo recién creado por ese organismo de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU).
En su sesión inaugural, el Examen analizó los resultados de dos de
los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio: la reducción a
la mitad de la pobreza extrema y el hambre, y la creación de una
asociación mundial para el desarrollo.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, resaltó que esos dos
Objetivos, que en esencia promueven la acción contra la miseria y la
incorporación del sector privado al foro mundial, sostienen toda la
agenda de desarrollo de la organización.
Los otros Objetivos se proponen alcanzar en el 2015 la enseñanza
primaria universal, promover la igualdad entre géneros y la autonomía
de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna,
combatir el VIH/Sida, el paludismo y otras enfermedades, y garantizar
la sostenibilidad del ambiente.
Ban señaló que, al cumplirse la primera mitad del plazo
establecido, esas metas continúan siendo alcanzables, pero únicamente
"si los líderes políticos adoptan acciones urgentes y concertadas",
dijo.
Sin embargo, el Secretario General defendió las conclusiones de un
informe de la ONU distribuido este lunes, que da por cierta la
comprobación de que el porcentaje de personas que viven en condiciones
de pobreza extrema disminuyó de un tercio a un quinto de la población
mundial entre 1990 y el 2004.
En contraste, Singh declaró a periodistas que el informe del
Secretario General de la ONU "encubre las cuestiones del hambre y no
toma en cuenta el hecho de que ahora hay más gente con hambre en el
mundo".
A su vez, el relator especial de la ONU sobre el derecho a la
alimentación, el académico suizo Jean Ziegler, dijo a IPS que el texto
del informe de Ban revela progresos en general, aunque retrocesos en
lo que tiene que ver con el hambre.
Ziegler mencionó que algunos funcionarios de la ONU creen que el
aumento del número de personas afectadas por el hambre se debe al
incremento de la población mundial.
"Nosotros no aceptamos ese criterio, porque es un argumento
inhumano. Cada niño que hoy muere de hambre, es un niño asesinado",
sostuvo.
Por tanto, ActionAid, con sede en Sudáfrica, "interpreta que el
hambre no es un sufrimiento necesario, no es un acto de la naturaleza
ni una acción divina. Es una elección política, pues constituye una
violación de los derechos humanos y una falta a sus deberes de los
líderes mundiales", resumió Singh.
La campaña de ActionAid procura asegurar que el derecho a la
alimentación sea reconocido como uno de los derechos humanos
fundamentales por todos los instrumentos jurídicos nacionales e
internacionales, constituciones, códigos, leyes y otras normas, de
manera que los gobernantes y los líderes puedan ser responsabilizados.
Otro aspecto de la campaña incluye la promoción de los derechos de
la mujer a la tierra, un instrumento básico en la producción de
alimentos, actividad en la que la mujer aparece como proveedora y
productora principal.
Las estadísticas demuestran que el 90% del trabajo agrícola
destinado a la producción de alimentos es efectuado por mujeres. Sin
embargo, solo el 1% del total de propiedades agrícolas pertenece a
ellas, subrayó Singh.
Este desequilibrio es inaceptable, sostuvo. La igualdad de derechos
de propiedad agraria para la mujer asegurará la disponibilidad de
alimentos para las familias y los niños, dedujo el experto.
Otra aspiración de la campaña es detener la acción de las empresas
transnacionales que "crean hambre". Singh señaló a grupos privados
como Monsanto, Walmart y Tesco, a los que acusó de ser responsables de
gran parte del hambre en el mundo.
Cinco grandes empresas controlan el 90% del comercio mundial de
granos, indicó. Lo mismo pasa con gran parte de la agroindustria, como
las semillas, los fertilizantes y los demás químicos. En Brasil, el
abastecimiento del 60% de la semilla de maíz está en manos de Monsanto,
insistió.
Por otra parte, Ziegler observó que los estados tienen una
obligación transnacional de actuar en casos de hambre en otros
territorios. "Deben cumplir con su deber de asistencia, cuando el
Estado ajeno no es capaz de hacerlo y tienen que pagar la ayuda
humanitaria".
En este tema, el informe de la ONU, firmado por José Antonio
Ocampo, secretario general adjunto para Asuntos Económicos y Sociales,
reconoce que las naciones industrializadas deben cumplir sus promesas
de contribuir con una ayuda al desarrollo equivalente al 0,7% de su
producto interno bruto. (IPS)