Museo La Isabelica

Una joya del patrimonio Mundial

José Antonio Torres

Con vestigios de una importante arquitectura adaptada a la abrupta topografía de la zona y con el mérito de conservar casi intactos instrumentos, muebles y otras interesantes muestras en las que pervive la memoria de la esclavitud en Cuba, se yergue en la cima de la cordillera de La Gran Piedra el museo La Isabelica.

Foto: Francisco Hechavarría GuzmánCasa señorial construida con piedra al estilo de mansiones rurales del siglo XVIII en Haití.

Este es el principal exponente de las haciendas cafetaleras que, construidas a finales del siglo XVIII y principios del XIX, aún conservan su estructura original y fue declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El museo se encuentra en una zona aledaña a la ciudad de Santiago de Cuba que es reserva de la biosfera y en ella anidan unas 80 especies de aves entre residentes y migratorias. Se distingue mundialmente por ser el principal corredor del águila pescadora en el continente americano.

Marisleybis Brunet, directora del museo, asegura que aquí se conservan más de 400 objetos de esta y otras ruinas, cuyo conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Desde sus amplios ventanales, y portones distintivos de las construcciones de antaño, se observa la tercera roca en estado sólido más grande del planeta; los expertos estiman su peso en unas 70 000 toneladas.

Entre sus méritos sobresale el de preservar el paisaje arquitectónico de construcciones centenarias, gracias al esmerado trabajo que realiza la Oficina del Conservador de la Ciudad Héroe de la República de Cuba.

Esta labor figura dentro de las acciones que vinculan a la Mayor de las Antillas con el proyecto la Ruta del café promovido por el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en países donde el florecimiento de este cultivo fue significativo a escala universal.

Huellas indelebles de la esclavitud, sitios del incipiente desarrollo industrial del café, muebles distintivos de la época junto a otras muchas muestras, figuran como testigos insomnes de la emigración francesa y su inserción en el ámbito socioeconómico del oriente cubano.

Por sus atributos, este sitio es la inspiración de un programa mucho más amplio y abarcador que prevé la creación de campamentos arquitectónicos, el rescate de valores patrimoniales y el enlace por senderos transitables de unos 170 cafetales construidos por hacendados franceses radicados en la Sierra Maestra luego de la Revolución Haitiana.

La Isabelica es el exponente más elocuente de cómo serán restauradas las ruinas del resto de las haciendas del macizo montañoso que comparten las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, las cuales a su vez constituyen huellas de una significativa etapa histórica dentro de nuestro desarrollo sociocultural.

Dichos trabajos persiguen el objetivo de perpetuar estos lugares no solo como tierras clave para el fomento del café en Cuba, que en su momento llegó a ser la mayor exportadora a nivel mundial, sino como testigos de la fusión que a raíz de la conquista se produjo en el Caribe insular y continental.

De ahí que al igual que los programas la Ruta del Esclavo y la Ruta del Azúcar, el del Café, ahora expresado a través del museo La Isabelica, tenga gran repercusión a escala global, porque marca un hito en la historia americana y distingue con luz propia el patrimonio cultural de la nación cubana.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir