Tiempo de granizos

ORFILIO PELÁEZ
pelaez@granma.cip.cu

Más allá de su indiscutible espectacularidad, la caída de granizos aparece en la relación de fenómenos atmosféricos cuya sola presencia basta para clasificar a una tormenta eléctrica local de severa (TLS).

En épocas pasadas existieron polémicas acerca de si este hecho era usual o no en Cuba, pero con el progresivo aumento del número de estaciones instaladas a lo largo y ancho del archipiélago en los últimos 45 años, pudo constatarse que era un suceso más común de lo estimado.

Baste decir que solo en el pasado mes de mayo ocurrieron en el país diez TLS en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Ciudad de La Habana, Sancti Spíritus, Holguín, Granma y Guantánamo, todas con reporte de granizo.

Según explicó a este diario el ingeniero Miguel Ángel, del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, el granizo se forma cuando la diferencia de temperatura entre las nubes altas y las más cercanas a la superficie permite la transformación de la gota de agua en cristal de hielo durante el proceso de caída.

De forma general en nuestro país el fenómeno ocurre fundamentalmente de marzo a septiembre. Algunas de las tormentas acompañadas de granizo han sido muy notables, como la acontecida en la ciudad de Las Tunas, en marzo de 1963.

¿GRANIZADA O NEVADA ?

Quizás la granizada de mayor magnitud recogida en la cronología de tales eventos fue la que cayó al oeste de la ciudad de Placetas, en la tarde del 11 de mayo de 1913.

Un estudio hecho por el notable meteorólogo cubano Arnaldo Alfonso (ya fallecido) refiere que alrededor de las 3 p.m. de ese día, los campesinos de los caseríos de Falcón, Oliver y Caicaje, en la zona conocida por los Jagueyes, fueron sorprendidos por una tempestad de inusitada violencia. A los vientos fuertes y destructores que junto a un torrencial aguacero, dieron inicio a la tormenta, les siguió una devastadora granizada.

En pocos minutos, reflejó entonces el periódico El Mundo en su edición del 14 de mayo, el granizo cubrió una extensión de cinco caballerías y formó una capa de media vara de altura.

Testimonios de la época afirman que el arroyo del lugar se cubrió tanto de hielo que las personas podían cruzarlo sin mojarse. Varias familias quedaron atrapadas en sus casas porque el granizo acumulado impidió abrir puertas y ventanas durante un buen rato.

Al pasar el tiempo, el hielo empezó a derretirse y los pobladores asistieron al insólito espectáculo de contemplar en pleno trópico el cruce de pequeños "témpanos" arrastrados por la corriente del arroyo.

Lo sucedido en las inmediaciones de Placetas desató toda clase de especulaciones. Incluso algunos periódicos llegaron al extremo de plantear que había nevado.

Como bien señala en sus apuntes el desaparecido Arnaldo Alfonso, en Cuba hay registrados centenares de eventos de este tipo, pero ninguno tuvo la notoriedad del ocurrido el 11 de mayo de 1913.

 

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