En el 2009 contaremos con un millón de graduados universitarios, y
eso no son solo cifras; es la obra, la impronta de una nación que ha
recorrido su historia, transforma la vida y encuentra sus razones en
hombres que viven lo que sueñan.
El país se ha convertido en una escuela grande. Hoy nuestra
enseñanza es gigante. Por ella sabemos quiénes somos, de dónde venimos
y hacia dónde vamos los cubanos.
Instrucción y cultura es el regalo y el tributo a nuestros PADRES,
coleccionadores de sueños, enemigos del olvido, que llevan a sus hijos
tatuados en el alma, que no se cansan, esperan y persisten, que nos
enseñaron a inclinar la balanza en favor de los valores y la justicia.
Hoy son millones los que le creen a nuestro Fidel cuando dice que
un mundo mejor es posible, pleno de dignidad humana.