Muchas
veces hemos preguntado a hombres de diferentes provincias, oficios,
profesiones, edades, qué significa para ellos ser padres. Diversas han
sido las respuestas, pero lo más común es que piensen en ser ejemplo,
educar a los hijos, transmitirles conocimientos, controlar sus
conductas.
Muchos padres consideran que su deber es preocuparse sobre todo,
por conocer quiénes son las amistades de sus hijos, cómo salen en las
pruebas, cómo les va con la pareja, enseñarles deportes, ayudarlos en
su formación política y en las asignaturas de Ciencias e influir en
las principales decisiones de sus vidas.
A las madres se les atribuye la responsabilidad de satisfacer las
necesidades cotidianas de los hijos, ser tiernas y cariñosas, ser las
principales responsables de su educación, dar el frente a sus
problemas diarios y orientarlos en lo que a sexualidad se refiere.
Para los padres se menciona menos ser cariñoso, sensible, tierno,
comprensivo, amoroso, comunicativo, cercano...
Siglos y siglos de historia y cultura nos han enseñado una manera
de ser hombres, mujeres, esposos, esposas, madres, padres, que
fundamentan la formación de modelos, entre ellos el de la paternidad,
que por lo general, excluyen un conjunto de cualidades y conductas
que, sin embargo, desearíamos tener y que también a nuestros hijos e
hijas, les gustaría ver en nosotros.
Ser "buena madre" ha sido históricamente, objeto de una alta
valoración social y para las personas parece estar muy claro lo que
implica. La definición ya no es tan precisa cuando se trata de qué es
un "buen padre".
Al respecto, Vilma, nuestra querida Presidenta, afirma1:
"La vieja tradición y los criterios más atrasados, también tienden
a ignorar las aptitudes de los hombres para la paternidad y la vida
familiar, y muchas veces son tratados como seres inútiles e incapaces
de cumplir exitosamente tales responsabilidades.
Debe desaparecer en el socialismo la injusta y degradante
concepción del padre como simple inseminador en lugar de un activo
formador, educador, partícipe del cotidiano quehacer familiar en todos
los órdenes".
Hay que reconocer que en todos estos años de Revolución y lucha por
la igualdad ha tenido lugar una variación cultural importante en la
imagen del padre, ya no es el gobernador omnipotente, la autoridad
máxima de la familia, a la que más se le temía o respetaba y que solo
se presentaba para reprender o castigar.
Hoy es un hermoso día para felicitar a todos los padres, para
pensar en cómo ser mejores y para reconocer a todos aquellos que han
logrado trascender ese modelo de padre tradicional que no participa en
la decisión de tener hijos con conciencia de la responsabilidad que
asume, que se desentiende y deja a mamá todas las tareas, que solo
aparece para regañar o con un regalo de vez en cuando, que no va a las
reuniones de padres de la es-cuela, que no juega, que no abraza, que
no besa.
Por suerte, día a día van aumentando en nuestra sociedad esos
padres responsables y amorosos. Son los que comparten los misterios
del embarazo y el parto, los que cuidan, escuchan y contribuyen a
formar en sus hijos e hijas los mejores va-lores, los que se quedan
con ellos para que sus esposas cum-plan una tarea en su centro de
trabajo o una trascendente mi-sión internacionalista, los que son más
plenos y felices porque disfrutan de la aparición de su primer diente,
sus primeros pasos, de su entrada a la escuela, de su buena conducta.
Son los que aún separados o divorciados no se divorcian de sus hijos y
los visitan, los atienden, los ayudan y les demuestran con palabras y
he-chos que los quieren; son los diecinueve que se han acogido a la
licencia de paternidad para cuidar a sus bebés; son los abuelos
colaboradores e indispensables, son todos aquellos que nunca se van de
nuestras vidas aunque ya no estén.
Hoy, las mujeres cubanas felicitamos a todos los padres con un gran
abrazo, el abrazo de quienes defendemos también sus derechos: el
derecho a su espacio en la familia, a demostrar sus sentimientos
aunque se les critique, a ser tiernos, a amar, a disfrutar y
enriquecerse como seres humanos cuando cuidan, atienden y educan a sus
hijos.
La paternidad consciente y responsable, es un derecho conquistado.
Espín, Vilma, 1990.1 “La mujer en Cuba. Familia y Sociedad”.
(Discursos, entrevistas, documentos, p. 238).