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Un ataque con explosivos causó hoy severos daños a la mezquita de Al
Ashra al Mubashra en la sureña ciudad iraquí de Basora, pese al toque
de queda impuesto.
Este es el segundo templo de la comunidad musulmana sunita en esa
región que es agredido en las últimas 24 horas, antes fue el de Talha
bin Obeidallah, en la localidad de Zubair.
Las mezquitas pasaron de santuario a blanco de guerra de los que
pretenden dividir a quienes profesan el Islam en Iraq, pero también en
otras partes del mundo, opinaron la víspera feligreses y dirigentes
religiosos en sus protestas contra los atentados.
Según algunos testigos, el minarete de Al Ashra al Mubashra quedó
totalmente destruido, mientras que otros se refirieron a serios daños
en el resto de la edificación, reportó desde Basora la agencia Aswat
al Iraq.
Durante los últimos tres días las acciones contra los templos,
donde oran musulmanes sunitas se intensificaron, mientras fuentes
oficiales se concentraron en presentar la situación como un conflicto
entre las comunidades confesionales.
El origen del problema sería el ataque a la mezquita de Ali Al Hadi
y Hassan Al Askari, en la norteña ciudad de Samarra, el pasado
miércoles, pero muchos musulmanes dudan de que el hecho no fuera
manipulado.
Un representante del gran ayatollah Ali Sistani, máxima autoridad
chiíta en este país, acusó al gobierno del primer ministro Nuri al
Maliki de tener conocimientos sobre un posible atentado allí y no
actuar para evitarlo.
Abdelmahdi Kerbalai afirmó la víspera que "el ejecutivo tenía
información precisa de que hombres armados estaban planeando
bombardear el mausoleo de Ali Al Hadi y Hassan Al Askari, para
encender la violencia sectaria entre los iraquíes".
En febrero del pasado año ese santuario fue atacado con bombas que
destrozaron parte de su cúpula dorada, hace apenas 72 horas volvió a
sufrir otro atentado.