BELGRADO.—
Disfrutar de su juego en la Ciu-dad Deportiva fue una experiencia
muy diferente a la de haberlo visto por televisión en el Mundial del
2006, en Japón. A pocos días de comenzada la actual Liga Mundial de
voli, en la calle los aficionados ya hablaban del ruso, aunque a
derechas muchos no conocían su nombre.
Entonces, para satisfacer la curiosidad de esos muchos, ¿por
qué te dicen el ruso?
Me llamo Michael Sánchez Bozhuleva; nací en Ucrania ha-ce 21
años. Soy hijo de un cubano que viajó a la desaparecida URSS para
estudiar aviación y durante unas vacaciones se enamoró de mi madre,
en San Petersburgo. Me llevaron desde pequeñito a La Habana y, tras
su separación, encontré en mi padrastro, que me atiende desde que
tenía seis años de edad, al gran amigo de mi vida.
El voli, ¿casualidad o vocación?
Siempre lo preferí, pero en el parque José Martí, del Vedado, no
se practicaba. Así pasé por el judo, baloncesto, atletismo, kárate,
triatlón y balonmano. Por poco me quedo en este último, porque por
ayudar al equipo de la escuela jugué una competencia, la ganamos y
ahí mismo recibí la propuesta para entrar en la EIDE.
¿Perdiste?
No, seguí jugando ba-loncesto; esperé hasta que comenzó el voli
en el Martí y hablé para ver si podía cambiarme de deporte. En un
mes había aprendido los fundamentos del juego, tuve éxito en un
torneo provincial junto al equipo de Plaza de la Re-volución, lo que
me valió para ingresar en la EIDE, a los 14 años de edad, con 1.95 m
de altura.
¿Eres un atacador auxiliar o un opuesto?
Siendo un quinceañero llegué al Cerro Pelado, allí empecé como
auxiliar, bajo las órdenes del desaparecido entrenador Ernesto
Martínez. Así asistí al Mundial Juvenil del 2005, donde obtuvimos
bronce, pero vieron mis condiciones de atacador agresivo y he
cambiado a opuesto; una responsabilidad mayor, he de marcar 20 o más
puntos por partido, y ayudar en el recibo.
¿Te sientes el líder del equipo en el terreno?
Eso lo dirá el tiempo, ahora quiero estabilizarme como un jugador
en el que pueda confiar el pasador. Cada vez que él me entregue el
balón debo ganar el punto. Todavía hay aspectos por mejorar: no me-to
bien las manos al bloquear, y a veces no ubico dónde se halla el
balón respecto a la posición del atacador. Soy un hombre de dos
metros de altura, se supone que bloquee con efectividad.
eres el primer anotador de la Liga, con 109 puntos, ¿eso te pone
bajo una presión sicológica?
Mantenerme o no en ese lugar no es preocupación. He entrenado
para dejar atrás detalles en los cuales fallé el sábado contra los
serbios, rivales de este fin de semana. Pienso en el equipo, aunque
venimos juntos desde el 2005, nos falta concentración, a veces
perdemos puntos por boberías, porque discutir entre nosotros, eso sí
hace daño.
¿Firmaste autógrafos en la Ciudad Deportiva?
Sí, desconocía esa emoción; sentir que el pueblo se te acerca
para expresar sus simpatías, algunos me tomaban por el brazo y no me
soltaban. Estoy muy agradecido por esas muestras de admiración a las
que trataré de corresponder en el terreno.