Según la policía, varias bombas detonaron en tres santuarios entre ellos la Gran Mezquita, en la sureña Iskanderiya.

Otros dos templos, donde se reúnen sunnitas, en el barrio bagdadí de Bayaa, fueron incendiados por un grupo de personas armadas, reportó la agencia de noticias Aswat al Iraq.

Una versión, aún no confirmada por fuentes independientes, asegura que una cuarta fue devorada por las llamas en Zaiyuna, en la parte oriental de Bagdad, donde rige el toque de queda.

La medida se aplicó poco después del atentado con explosivos que destruyó dos torres de la Mezquita de la Cúpula de Oro, en la norteña Samarra y que en febrero pasado también fue atacado de esa forma.

Según la policía, las detonaciones ocurridas hoy a las 09:00 hora local afectaron al mausoleo de los imanes Ali al Hadi y Hassan al Askari, entre los más connotados en la escuela chiíta del Islam.

Antes de los estallidos de las cargas, los alrededores del templo fueron blanco de disparos de mortero que no causaron muertos ni afectaciones materiales.

El ataque contra la mezquita se ejecutó a pesar de que desde el pasado año ese templo se encuentra bajo vigilancia de las fuerzas de seguridad.

Por otra parte, los activistas de la resistencia iraquí comenzaron a evidenciar su interés por obstaculizar las operaciones de las tropas norteamericanas y locales mediante el derribo de puentes.

El enlace vial destruido hoy es el quinto en cuatro días, dijo la policía y precisó que los miembros de la resistencia minaron bajo el Zagitún, un importante puente de un centenar de metros de largo en la provincia de Salahedín (Saladino).

Algunos testigos afirmaron que las detonaciones causaron serios daños materiales, además de interrumpir el tráfico de personas y vehículos.