Señor Presidente: La farsa está a punto de terminar. Pronto bajará
el telón que pondrá fin a este grotesco espectáculo. Se llevará
consigo la hipocresía, los dobles raseros y las complicidades que
hundieron en el descrédito a la defenestrada Comisión.
El mandato de la llamada "Representante Especial" es un pesado
fardo de la vieja Comisión. Sus "informes de situación" no merecen
credibilidad alguna.
La Representante Especial, en un juego de malabarismos y
supuestos equilibrios, ha sido el instrumento de turno. La Cuba
que ella presenta es la imagen mediática que proyectan las grandes
transnacionales de la desinformación, la que se fabrica
artificialmente en los laboratorios de la CIA y la Casa Blanca.
Pero la terca realidad es otra. Es la que no aparece en sus
informes. Es la de una Cuba que trabaja y construye, la que envía
legiones de médicos para salvar vidas y curar el dolor, desde los
altos picos del Himalaya y las planicies africanas, hasta los
cerros pobres de Caracas, es la que lleva la luz de la enseñanza a
quienes no saben leer ni escribir, desde la vecina Haití hasta la
lejana Oceanía con sus pueblos originarios.
La Representante Especial tendría mucho más que decir sobre
Cuba, pero prefiere no hacerlo, para no incomodar a los poderosos.
Podría, por ejemplo, acompañar nuestra lucha para que se cierre
el campo de concentración y se ponga fin a las torturas y
vejámenes que sufren cientos de personas en el territorio
ilegalmente ocupado por la Base Naval estadounidense en
Guantánamo.
Podría también sumar su voz a la de todos aquellos que
enérgicamente condenan la reciente liberación en Estados Unidos
del más peligroso terrorista y asesino del hemisferio occidental,
Luis Posada Carriles, responsable entre otros actos criminales, de
la explosión en pleno vuelo de un avión civil de Cubana de
Aviación que cegó la vida a 73 personas inocentes.
Podría incluso unirse a la enorme campaña mundial y a la
infatigable lucha de nuestro pueblo en su reivindicación de la
causa de 5 valerosos jóvenes cubanos que guardan injusta y cruel
prisión en cárceles de Estados Unidos por luchar contra el
terrorismo y defender la vida de los cubanos y cubanas.
Pero ya lo sabemos, prefiere no hacerlo.
Señor Presidente: En todo caso este ejercicio representa el
pasado.
Nuestra mirada está puesta ahora en el futuro. Por eso Cuba
votó a favor de la resolución 60 251 que estableció el Consejo de
Derechos Humanos. Por eso Cuba presentó su candidatura al Consejo,
y estableció sus compromisos con este órgano, resultando elegida
con 135 votos, más de las dos terceras partes de los miembros de
la Asamblea General de las Naciones Unidas. Por eso Cuba ha venido
trabajando, a lo largo de este año, de una manera constructiva y
con espíritu de cooperación.
Por eso también, el segundo año de vida del nuevo Consejo de
Derechos Humanos debería arrancar lanzando por la borda este
pesado lastre.
Cuba espera que el resultado final del proceso de construcción
institucional, refleje los más amplios intereses del Tercer Mundo
y del Movimiento de Países No Alineados. Cuba reafirma su
compromiso con este órgano nuevo, y sus mecanismos, incluyendo el
de la Revisión Periódico Universal; y trabajará para que se ponga
fin a los dobles raseros y las injustas selectividades con
motivaciones políticas. Cuba también está lista, como lo han hecho
sucesivas generaciones de cubanos a lo largo de nuestra historia,
a continuar su lucha hasta el día que conquistemos toda la
justicia.