Francotiradores

Más allá del alcance de la vista

Ventura de Jesús

Mientras encara su fusil y busca la posición más cómoda posible, el soldado de la reserva Miguel Ángel Fernández cavila que todo está demasiado calmado. De pronto aprecia un movimiento sospechoso a unos trescientos metros e instantes después confirma que fuerzas hostiles se acercan al poblado.

Jóvenes listos, con habilidades muy especiales y bien preparados.

Con paciencia, pero hombre mentalmente rápido al fin, el joven francotirador calcula que el enemigo tiene la intención de penetrar por el flanco que él protege. Hace un movimiento casi imperceptible y logra ocultarse mejor con la vegetación que lo circunda. Ya con uno de los blancos en la mira de su fusil, dice para sus adentros: "Ojalá se arrepientan y salgan por donde mismo entraron".

Entrenados para defender el suelo patrio.

Hombres bien entrenados

El repaso mental de Miguel Ángel es pura ficción. De cualquier modo está consciente que es necesario estar bien preparado para esa circunstancia excepcional. Precisamente por ello el entrenamiento es bien duro. Lo refleja el rostro y la apariencia de los jóvenes que se preparan en el Centro Especializado de Francotiradores del Ejército Central. Son muchachos listos, con habilidades muy especiales y bien preparados, que incluso pueden dar en el blanco desde bien lejos.

De esa realidad da fe el subteniente Elvis Fundora, instructor de francotiradores en dicho centro. "El trabajo en esta especialidad entraña una actividad combativa peligrosa, tensa y físicamente tenaz. Uno de los retos, reconoce, es que el soldado sepa esperar el momento adecuado; sin duda, hay que estar dotado de una paciencia sobrehumana".

—¿Dónde habría que buscar las mejores virtudes de un francotirador?

"Tener una excelente constitución física, contar con buenos reflejos, tolerancia a las condiciones climatológicas y rapidez de reacción y de movimientos. Este tipo de combatiente debe soportar los rigores de un combate férreo, a veces en situaciones extremas.

"Como es lógico, ser un excelente tirador, conocer las más variadas correcciones para influir en la trayectoria del proyectil, tener dominio de las municiones, miras ópticas, fusil, instrumentos de observación, medición y orientación. Ser, además, un experto en la observación del campo de batalla y la estimación de las distancias, así como dominar las características del enemigo y de sus francotiradores."

—Hace falta mucho tiempo para lograr cierta destreza?

El tiempo de duración para la formación y actualización se realiza en centros de preparación especializados y luego continúan su entrenamiento en sus respectivas unidades. Los reservistas y milicianos, por su parte, actualizan conocimientos y habilidades sistemáticamente en concentrados.

—Por lo visto, se le concede importancia. ¿Cómo explicarías esta particularidad?

"En las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) le dedicamos especial atención a la preparación de los francotiradores. Han llegado a convertirse en factor imprescindible para el aniquilamiento de objetivos importantes. Su presencia infunde temor e influye en las decisiones del enemigo."

Precisa que tomando en cuenta dichas exigencias, los programas de preparación de los francotiradores en el territorio del Ejército Central se cumplen rigurosamente, con exigencia y sistematicidad.

PRECISIÓN DE CIRUJANO

Ya en el terreno, hay que pedirle muy poco a la imaginación. No hay señal que delate la posición de los emboscados mientras avanzamos por territorio llano del Ejército Central. Es difícil localizar su existencia estando apenas a unos pasos de su escondrijo. Por eso quizás son de los más temidos en una guerra.

A un ademán del oficial que nos acompaña, el soldado de la reserva Lázaro Limonta anuncia su presencia de manera sorpresiva desde un aparente fardo de tierra, y responde solícito a la curiosidad del reportero.

"Aunque solemos trabajar en pareja, el desafío mayor es la soledad. Nada debe entorpecer a un francotirador. La menor distracción puede ser fatal. Otro reto es el viento. Hay que tener vista muy clara, de águila. La brisa más ligera, sin corregir, puede arruinar el tiro.

—Al parecer, nadie escapa a un francotirador. ¿Sucede acaso exclusivamente en las películas?

"En realidad es casi imposible ignorarlos. Ni la distancia ni los chalecos antibalas son obstáculos para el francotirador. Somos jóvenes entrenados para abrir fuego certero contra quienes invadan el suelo patrio, y capaces de neutralizarlos con la precisión de un cirujano."

 

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