.—
El pulseo entre Congreso y Casa Blanca por la guerra en Iraq terminó
con la capitulación de los demócratas, que desistieron de exigir el
retiro de las tropas norteamericanas, reseñó hoy el diario Chicago
Tribune.
Los líderes de la mayoría en el Congreso de Estados Unidos
renunciaron a defender un programa legislativo para condicionar la
entrega del presupuesto al Pentágono al regreso de las unidades de
combate del país árabe.
Tal resolución emergió luego de varios meses de discusiones sobre
el proyecto de ley de financiamiento bélico, que el presidente George
W. Bush vetó y prometió que volvería a frenar si mencionada la
retirada de los efectivos del Medio Oriente.
El Presidente ha sido muy enfático, y nosotros no tenemos la fuerza
parlamentaria para imponer fechas límites por encima del privilegio
del veto ejecutivo, comentó el líder demócrata, Steny Hoyer.
Sin embargo, el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry
Reid, aclaró que la nueva propuesta de legislación sobre Iraq
condicionará el dinero de la Secretaría de Defensa a los éxitos en
seguridad del gobierno de Bagdad.
Reid agregó que su partido insistirá en la demanda del repliegue de
las fuerzas armadas estadounidenses en un plan de enmienda
parlamentaria que difundirán dentro de tres meses.
Por lo pronto, delegados del llamado partido azul en la Cámara de
Representantes bosquejan un programa legislativo que garantizaría
fondos para la contienda solamente hasta julio de 2007.
Después de ese plazo, la mayoría demócrata se dispone a bloquear
capitales adicionales si las autoridades civiles y militares iraquíes
no avalan varios requerimientos políticos y de seguridad.