"Las figuras humanas llevadas a un lienzo tienen el
alma dormida pero que determinados ruidos pueden sacarlas de su
quietud y convertir el mundo en un caos"
Lola Millás
Para el artista plástico resulta muy difícil tratar de expresar
con imágenes las múltiples interpretaciones que se desprenden de una
literatura visual cargada de imágenes placenteras, edulcorantes,
bellas, sensibles y al mismo tiempo vestirlas con la aureola de
mensajes muy recurrentes en los días que vivimos, donde el desorden,
el descontrol, el desenfado, la intolerancia revolotea sobre
nuestras cabezas.
La obra de Sautúa, nos lleva a transitar por los caminos donde
hay que ser mediático entre lo que nos complace observar y lo que
quieren expresar sus discursos. Ha transitado en el tratamiento de
la figura humana sin distinción de género, desde la descomposición
de la misma, hasta la definición de un estilo muy particular.
Recordamos sus cuerpos mutilados, el acento sobre los órganos de los
sentidos y el corazón como el centro rector de la síntesis humana.
Definición, evolución, metamorfosis, simbiosis, son palabras que
definen el ahora del pintor. La mujer, sinónimo de fertilidad,
creación, amor, paz, es la protagonista acompañada o no con la
mariposa, insecto que transpira, mutación, libertad, delicadeza y
fragilidad.
El excelente dominio de la paleta y el oficio de Alberto Sautúa
es: ternura, poesía, lírica, música, y lo expresa con trazos y
colores fuertes, seguros, dominantes.
¿Qué y hacia donde miran esas mujeres? Es en este momento donde
comienza el caos, la espiral, el abismo de lo desconocido que nos
hace meditar que es lo que hay mas allá de esa profunda línea
definitoria virtual que une el principio y el fin, el bien y el mal.
La cosmogonía del ser, la naturaleza, la supervivencia y la siempre
engañosa calma con que se oculta el caos.