Bush
sigue en picada. Las encuestas asombran. Los resultados hablan muy mal
de la gestión de su gobierno. Una reciente exploración de AP-Ipsos
revela que las expectativas del ciudadano común estadounidense no se
están cumpliendo. El pesimismo alcanza nivel récord.
Y la mayor parte de las inconformidades se atribuyen al descontento
generalizado con la guerra en Iraq, unido a los yerros constantes del
mandatario en la manera de conducir la política interna y externa del
país. En tanto, cifras minoritarias culpan a la economía, la pérdida
de los valores morales y a los altos precios de la gasolina como
causantes del desastre nacional.
Hombres y mujeres, y minorías étnicas, todos muestran un creciente
disgusto sobre el rumbo por el cual transita la inmensa nación, tan es
así que el 75 % de los entrevistados opina que va por el camino
equivocado. Esa proporción de insatisfacción se acerca a la mayor
detectada desde diciembre del 2003, cuando comenzó a aplicarse el
sondeo.
Rara vez una investigación aplicada en un tiempo prolongado ha
detectado un nivel tan alto de decepción desde 1992, antes de que
George Bush padre perdiera la posibilidad de cumplir un segundo
periodo presidencial, dice un despacho de la AP.
Para no pocos el que gran parte de la población norteamericana viva
con pesimismo y una desesperanza acumu-lada, deriva en los elevados
índices de violencia en la sociedad.