MANAGUA,
(PL).— A siete días exactos de su lanzamiento en una remota
comunidad del noreste de Nicaragua, el programa Hambre Cero avanza hoy
por todo el país centroamericano, de la mano del gobierno sandinista.
El proyecto insignia del gabinete que encabeza el presidente Daniel
Ortega se inició el sábado pasado en Raití, una comunidad de indígenas
misquitos fronteriza con Honduras, y ya llegó a la parte central de la
nación, luego de tocar también a Managua.
De acuerdo con sus promotores, el objetivo es beneficiar a 75 mil
familias nicaragüenses en los próximos cinco años, el mismo periodo
que le corresponderá gobernar al Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN).
El Hambre Cero, como se le conoce popularmente, combina la ayuda
alimentaria con la capacitación técnica, para que los núcleos
familiares sean capaces de producir sus propios alimentos.
Contempla la entrega a cada núcleo familiar de un bono productivo
alimentario por valor de dos mil dólares, que incluye una vaca y una
cerda, ambas gestadas, aves de corral, semillas, plantas frutales, un
biodigestor, y otros insumos.
Tiene un costo aproximado de 150 millones de dólares, y los fondos
son aportados tanto por el Estado y la banca privada, como por las
organizaciones no gubernamentales internacionales.
La víspera, al inaugurar el programa en el central departamento de
Boaco, a 80 kilómetros al noreste de Managua, Ortega aseguró que los
primeros 10 millones de dólares de fondo para el proyecto proceden del
recorte salarial aplicado a los miembros del gabinete sandinista.
El mandatario anunció además que el Banco de Desarrollo Económico y
Social de Venezuela (BANDES) aportará otros 27 millones de dólares, en
el contexto de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), la
iniciativa integradora que impulsan también Cuba y Bolivia.