Indecisión a lo galo

Arsenio Rodríguez

No se trata de deshojar la margarita, ya que el asunto es serio y los ciudadanos franceses lo saben. Son ellos los más interesados y quienes más sufrirán las consecuencias de las políticas que aplique el nuevo Gobierno que deben elegir en las próximas presidenciales.

Nicolás Sarkozy y Ségoléne Royal, los favoritos.

Solo faltan días y la indecisión caracteriza el escenario galo. Una reciente encuesta detalla que más del 40% de los electores aún no han decidido por quién votarán, lo que hace aumentar el suspenso.

Los indecisos suman unos 18 millones de personas, quienes, como se sabe, pueden cambiar de opinión antes de la primera vuelta, fijada para el 22 de abril, aunque el resto de los votantes, según esa misma investigación, asegura estar "totalmente seguro" de su elección.

Esta actitud no es nueva entre el electorado francés. Así sucedió en el 2002, aunque ahora las preguntas que se hacen acerca de si los candidatos cumplirán sus promesas electorales son muchas y no tienen claras respuestas.

Como se sabe son dos los candidatos que prevalecen como posibles triunfadores. Nicolás Sarkozy (Unión por un Movimiento Popular, UMP), favorito en todos los sondeos y claro ganador según muchos especialistas y Ségoléne Royal (Partido Socialista, PS) que en los últimos días busca apoyo en el sector femenino, en su condición de madre y mujer.

Existe una tercera figura, Francois Bayrou (Unión por la Democracia Francesa, UDF), aunque unos creen que su papel ha servido para aumentar la indecisión de los votantes, y otros le vaticinan sorpresas en una segunda vuelta.

Si en algo coinciden estos tres candidatos es respecto al papel del Estado, aunque también resulta un punto de divergencia: "Nada se hará con un Estado que siga funcionando como hasta hoy" (Sarkozy); "el Estado ha perdido su credibilidad" (Royal); "dar sentido a las instituciones frente al actual Estado sordo, ciego e impotente" (Bayrou).

Según los parámetros franceses, Sarkozy es la derecha, Royal la izquierda y Bayrou el centro, aunque hace ya tiempo que estas categorías perdieron mucho peso no solo en Francia, sino en todo el espectro político tradicional europeo.

¿Cómo votarán los jóvenes menores de 30 años, o las mujeres, así como obreros y empleados? Muchos de ellos se quedarán en casa durante la primera vuelta, como ocurrió en los anteriores comicios, y la cifra no es nada despreciable, pues se calcula en más del 20% la abstención.

A estas alturas solo queda claro que concluyen 12 años de Jacques Chirac en el Palacio del Elíseo, aunque la incertidumbre ante la política que seguirá el nuevo gobierno es una de las principales causas de la indecisión de los votantes.

No se esperan grandes sorpresas, salvo que el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, u otro candidato, repita la historia de la anterior elección, variable poco probable según los expertos.

Entre las muchas reflexiones sobre la situación que vive el país, tomo la de un colega francés que, en mi opinión, resume el sentir del electorado, cuando afirmó en reciente artículo: "Cuando se observa a Francia, uno tiene la sensación de que la nación entró en decadencia, el sistema político está exhausto y la sociedad es un purgatorio que puede transformarse en un infierno. Por eso no se votará por los candidatos que encarnen la realidad actual".

 

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