Emigración al Primer Mundo

¿Los quieren o no los quieren?

MARIELA PÉREZ VALENZUELA
mari.pv@granma.cip.cu

Las noticias traen consigo las paradojas: "México, Feb. 15 (EFE).—Los países desarrollados tienen una gran necesidad de trabajadores originarios de naciones emergentes pero, paradójicamente, no quieren acoger más personas en sus sociedades, dijeron expertos... ". Tres días más tarde, la agencia francesa AFP reportó desde Washington: "El Gobierno estadounidense mantiene detenido a un creciente número de indocumentados en cárceles, alejados de sus abogados y familiares... ".

Latinoamericanos intentan pasar un muro en la frontera entre México y Estados Unidos.

Desde distintas ciudades, ambas situaciones reflejan facetas de la migración, un fenómeno que cada día genera noticias en el mundo y que desde finales del pasado siglo, dada su dimensión, se convirtió en un dilema global.

AMÉRICA LATINA: 25 MILLONES DE EMIGRANTES

A partir de la década de los noventa, América Latina dio un salto en la emisión de emigrantes hacia el mundo desarrollado, como resultado de los programas de ajuste neoliberal que conllevaron a un dramático incremento del desempleo y la pobreza.

México, la Comunidad del Caribe y Colombia encabezan hoy la lista, superando el millón de personas en cada caso. En varias naciones caribeñas más del 20% de la población se encuentra en el exterior.

Así lo explica en entrevista con Granma la máster Blanca Munster Infante, del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), quien precisa que suman unos 25 millones los latinoamericanos fuera de sus países de origen, lo que representa el 13% a nivel mundial.

Munster afirma que 18 millones de ellos, casi la mitad indocumentados, residen en Estados Unidos, lo que los convierte, junto a sus descendientes nacidos allí, en la primera minoría étnica del país.

La preferencia de la emigración latinoamericana y caribeña por Estados Unidos obedece a la cercanía geográfica y a la carencia en esa nación norteña de la fuerza laboral necesaria para satisfacer la demanda en los sectores de servicios y manufacturero. Ello, dice, convierte a los emigrantes en "piezas" clave para garantizar la sobrevivencia económica norteamericana.

FEMINIZACIÓN, NUEVOS DESTINOS

Para la especialista cubana, al incremento del flujo migratorio regional lo distinguen nuevos rasgos, como la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral, tendencia que atribuye a la responsabilidad económica que estas poseen en los hogares.

A ello contribuye también que las mujeres poseen mayor nivel de escolarización que los hombres y en el mundo actual hay una notable demanda en sectores que requieren de cierta especialización, como la salud y la educación. Asimismo, precisa Munster, las empleadas domésticas representan hasta un 60% de los migrantes procedentes de América Latina, muchas de ellas madres que, alejadas de sus hijos, buscan oportunidades en el extranjero para ayudar al sustento familiar.

Otras, las más jóvenes, están expuestas al mercado del sexo. Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, cada año unos 100 000 latinoamericanos y caribeños caen en redes de traficantes de personas.

Aunque Norteamérica, precisa, es el mayor receptor de emigrantes de la región, otros prefieren destinos distantes, como Europa, Japón y el sudeste asiático. España es el segundo puerto de la emigración regional, con 1,2 millones de personas en el 2004.

LAS REMESAS SON SOLO UN RESPIRO PARA LA FAMILIA

Si bien en el 2004 la región recibió por concepto de remesas una cifra récord de 40 000 millones de dólares, convirtiéndose en el aporte fundamental o la segunda contribución económica en importancia para algunos países, las familias no son las mayores beneficiarias, sino las entidades financieras, dado el alto costo de las transferencias.

Según la experta, a ello se añade el efecto negativo que pueden tener esos envíos, pues van dirigidos, en lo fundamental, al consumo y no a la inversión, lo que puede provocar inflación, manteniendo intacta la estructura productiva de los países.

México, Brasil y Colombia concentran más del 60% de las remesas, mientras un 20% llega a Guatemala, El Salvador y República Dominicana.

UN NEGOCIO REDONDO

Dar empleo a los emigrantes resulta altamente beneficioso para el capitalista en términos de salario, pues le paga menos que a los nacionales y no tiene que responder, además, por ningún tipo de derecho laboral.

El estatuto ilegal de muchos desplazados permite a los contratistas mantenerlos en condiciones de superexplotación.

Para Munster, el emigrante se convierte en la "alternativa" para resolver las contradicciones de los países industrializados, como es el envejecimiento poblacional acelerado, lo que predice que en los próximos 10 ó 15 años el incremento de la productividad del trabajo en esas naciones dependa en gran medida de los desplazados.

Pero el mercado laboral estadounidense también demanda mano de obra especializada y de ahí la existencia de programas selectivos de personal en naciones pobres, conocidos mundialmente como "fuga o robo de cerebros". Esos expertos son utilizados en los sectores más dinámicos, que son aquellos donde domina el conocimiento, como la informática.

En este contexto, las políticas migratorias del llamado Primer Mundo se enfrentan con la contradicción de la necesidad de la mano de obra extranjera y la repulsa que los foráneos despiertan en amplias capas de la discriminatoria sociedad capitalista, sobre todo en estos tiempos de xenofobia tras los atentados del 11-9.

 

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