Con
la misma fuerza de Elegguá cuando abre caminos, los integrantes del
Conjunto Folclórico Nacional recibieron a René M. Baptiste, ministra
de Desarrollo Urbano, Cultura, Trabajo y Asuntos Electorales de San
Vicente y las Granadinas.
"Maravilloso, tienen una potencia increíble y mucho talento",
expresó conmovida la Ministra a este redactor, después de presenciar
las danzas de los integrantes del Folclórico, por casi dos horas en
que demostraron las buenas vibraciones de los ancestros africanos en
la cultura cubana.
"Este espectáculo —calibró Baptiste— es un reflejo de que la
diversidad tiene la mayor importancia para no convertirnos en un clon
de una cultura extranjera sino que nos reconozcamos como una parte
especial de nuestras propias raíces."
La Ministra, que suscribió un convenio de colaboración con las
instituciones culturales cubanas, ha desarrollado una importante labor
en la difusión de la música popular de su país que va desde el calypso,
pasando por la socca, el raggasocca y el reggae, ritmo introducido en
Jamaica a comienzos del siglo XX, cuyos principales exponentes, con la
figura de Bob Marley al frente, han denunciado la pobreza, la
marginación y la violencia de los suburbios y representan una
filosofía dirigida a la paz, la justicia y el amor.
Con una mirada en la que confluían la rebeldía y la unidad
caribeña, reflejada en la canción One Love de Bob Marley
—¿Qué hay si nos juntamos todos y nos sentiremos bien? Tal como al
comienzo... Un amor. Debería ser el final... Un corazón—, señaló
convencida: "Uno de los objetivos de mi trabajo es fortalecer nuestros
ritmos y tradiciones populares".
Y sumergida en un flashback panorámico expresó: "Nosotros
mantenemos el legado de las luchas de nuestros ancestros sobre los que
se cometió un genocidio del cual se conoce muy poco en el mundo. El
antiguo imperio británico masacró toda una raza llamada garífuna. Y
tomaron a los que sobrevivieron y los llevaron a Honduras. Allí
vivieron y hace cuatro años la UNESCO declaró la cultura garífuna como
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ellos son mis ancestros".
"Pero su lengua no se habla en mi país porque se eliminó
totalmente. Ahora nosotros estamos tratando de recuperar esa cultura
para hablar también el idioma de la patria", agregó.
Como testimonio de su visión sobre el cableado solidario que trata
de unir y cambiar el curso de América Latina subrayó: "Yo pienso que
el ALBA es una buena idea. Tenemos que pasar de conquistados a
conquistadores. Eso es lo que representa el ALBA. Es un nuevo
redescubrimiento para alejar la penetración y fortalecernos desde
adentro".