Miles de voces cantaron junto con
Silvio Rodríguez en busca de aquel famoso Unicornio perdido, en un
recital de ensueño que tendrá hoy su repetición en esta capital.
Volaron también con la gaviota del cantautor cubano por la
majestuosa altura del Auditorio Nacional, casi colmado en sus 10 mil
capacidades, donde sus admiradores cumplieron una Cita con ángeles.
Compartieron la rabia en acordes de una pieza que parte del punto
cubano, como explicara el autor y sus excelentes músicos se encargaron
de demostrar.
Supieron que el trovador vive "en un país libre, cual solamente
puede ser libre", y más de una voz se alzó entonces en vivas al
presidente Fidel Castro, respondidas por Silvio en medio de su
interpretación.
Pretendieron asir a la Mujer con sombrero también extraviada,
conocieron la "necesidad de vivir sin tener precio", corearon
delirantes cuando la Era paría un corazón.
Y a punto ya de las despedidas, le dijeron Ojalá nunca te vayas, y
Silvio los complació, aunque debía partir, con una versión inmejorable
de sus cinco acompañantes, y él de pie, sin rasgar la eterna guitarra.
Así, y con mucho más, transcurrió el primero de los tres recitales
de Silvio en la capital mexicana, con augurios de un segundo éxito
rotundo este martes en el mismo escenario, y todavía mayor el domingo
próximo en el amplio Zócalo.
Este último gratuito, porque como dijo antes en conferencia de
prensa, la gente más pobre nunca puede formar parte del mundo de la
música. "Es muy importante llevarle la cultura al pueblo", afirmó.
La víspera, desde el comienzo le pedían, le rogaban, sus clásicos,
y él solicitaba paciencia, hasta que un grito sobresalió: "canta lo
que quieras", y el trovador puso una nota de simpatía: "he ahí alguien
que me comprende".
La expectativa con que esperaban su actuación fue desbordada por
más de hora y media de interacción.
Fue apoyado por un trío de cuerdas de Santa Clara, "la ciudad que
tomó el Che Guevara", recordó el cantautor, la exquisita dama del
clarinete y la flauta, y un percusionista joven de elevadas cualidades
y perspectivas.
Era Silvio, inigualable, con la frescura de siempre aunque pase el
tiempo y "de pronto son años", quien en México también celebra sus
cuatro décadas y más de vida artística.