Oscar
Niemeyer conocido como el arquitecto de Brasilia, el hombre que diseñó
iglesias, pero que no obtuvo visa para los Estados Unidos, el hombre
que construyó grandes monumentos para los obreros huelguistas, para
los campesinos sin tierra, el arquitecto de la sede del Partido
Comunista Francés en París, el hombre que participó con Le Corbuisier
en el proyecto del edificio principal de Naciones Unidas en Nueva York,
ese hombre de 99 años, considerado uno de los mejores arquitectos de
la historia contemporánea, proyecta hoy un monumento que destacará la
resistencia de los cubanos frente a la hostilidad norteamericana por
más de cuatro décadas.
La estructura pesará 9,5 toneladas y representará un monstruo con
la boca abierta y un cubano que empuña una bandera enfrentándolo. El
artista que habló de la arquitectura social, que se refugió en ella
casi como en una lucha armada, afronta en el culmen de su existencia
un monumento a la dignidad de la resistencia del pueblo cubano. Salud
y larga vida al maestro. Que cunda su ejemplo.
Oscar Niemeyer no esconde sus opiniones: "No me callaré nunca. No
esconderé nunca mis convicciones comunistas. Y quien me contacta como
arquitecto conoce mis concepciones ideológicas. Durante mis
conferencias, siempre he subrayado que la arquitectura no es lo
esencial. Comparen la arquitectura con la vida, el ser humano, la
lucha política, la contribución que hacemos todos a la sociedad para
nuestros hermanos desheredados. ¿Qué representa la arquitectura con
relación a la lucha por un mundo mejor, sin clases?".
A los 99 años, el arquitecto de Brasilia y de la sede de la
Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, considera que su
mayor logro fue haber ingresado al PCB. Y con esa convicción, en 1945,
donó su taller en la calle Conde Lages, en el centro de Río de
Janeiro, para la primera sede del comité metropolitano del partido.
Años más tarde, también regalaría un apartamento a su amigo, el
dirigente comunista Luis Carlos Prestes. "Las ideas marxistas siguen
perfectas, los hombres deberían ser más fraternos", analiza.
Como lo expresó el escritor comunista brasileño Jorge Amado:
"Mientras algunos solo se ocupan de la fabricación de armas que
siembran la muerte y la destrucción, los arquitectos construyen casas,
fábricas, hospitales, escuelas, universidades... Son la antítesis de
la destrucción, de la pobreza y de la incomodidad. Oscar Niemeyer es
el mejor símbolo de una arquitectura que es conciente de su papel
social, su verdadera función". (Tomado de insurgente)