De fiesta estuvo el séptimo arte con el III Festival Nacional de
Cine en las Montañas, desarrollado en más de 300 salas y que incluyó
encuentros entre realizadores, actores y especialistas con
habitantes de esas zonas.
Desde el pasado día tres, unos 728 mil pobladores de las
localidades serranas de Pinar del Río, Villa Clara, Cienfuegos,
Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Holguín, Santiago de Cuba,
Guantánamo y Granma pudieron disfrutar de una variada selección de
lo más actual del celuloide de la Isla y del orbe.
Roberto Smith, vicepresidente del Instituto Cubano de Arte e
Industria Cinematográficos (ICAIC), informó que estos eventos tienen
gran impacto en esas comunidades, y señaló que en la recién
concluida edición, por primera vez se convocó a un concurso de tema
campesino, en el cual compitieron 25 filmes.
Algunas de estas obras fueron La cuchufleta y Hombres de camino
(ambos de factura nacional), así como José Manuel, la mula y el
televisor y Veneno, realizados por estudiantes extranjeros de la
Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, en
la provincia de La Habana.
Se exhibió también la cinta cubana El Benny, premiada
internacionalmente, y el documental San Ernesto nace en La Higuera,
en tanto se estrenó Volver, del español Pedro Almodóvar y Dos hijos
de Francisco, del brasileño Breno Silveira.
En un preuniversitario de Villa Clara, se programó un encuentro
con parte del equipo de la película Mañana, y durante la clausura se
presentó La edad de la peseta, el más reciente estreno del ICAIC.
Esta tercera edición estuvo dedicada al aniversario 40 de los
filmes cubanos Aventuras de Juan Quin Quin y Por primera vez, este
último alegórico a la irrupción del cine móvil en lomeríos de Cuba.
El Festival de Cine en las Montañas es una iniciativa que se
corresponde con el programa del Ministerio de Cultura para el Plan
Turquino, del cual se benefician las zonas de difícil acceso de esas
nueve provincias.
Este proyecto sociocultural, que llega a este año a su segunda
década, consiste en estimular y elevar la calidad de vida de los
montañeses, además de fomentar tradiciones propias de esas regiones.