Algo se está moviendo en América
Latina, afirmó hoy el director de la Real Academia de la Lengua,
Víctor García de la Concha, al destacar la masividad del Congreso de
Cartagena al que asisten siete mil 500 personas.
A su juicio esa respuesta multitudinaria de estudiantes, profesores
e investigadores, al margen de los académicos, revela una necesidad
que viene de abajo e ilustra el poder de la lengua como elemento
movilizador.
El español está demostrando su inserción en la base de una
comunidad iberoamericana con la que se puede contar como factor de
integración para potenciar lo social y económico, un fenómeno al que
los gobernantes deben atender, subrayó.
Al referirse a la unidad, dentro de la diversidad, del castellano
acotó -citando cifras aportadas por el secretario general de la
Asociación de Academias, Humberto López Morales- que el 90 por ciento
del léxico en uso es común a todos los hispanohablantes.
El índice que nos diferencia representa un ocho por ciento, pero
esa diversidad debe ser registrada. Contamos con una lengua
sólidamente unida, a la cual lo diverso incorpora una riqueza
adicional, precisó.
En diálogo con la prensa, el director del Instituto Cervantes,
César Antonio Molina, eligió, entre otras muchas, una valoración que,
a su juicio, resume el poder de expansión de una lengua en constante
movimiento, la William Clinton.
El ex presidente norteamericano afirmó: "He leído toda la obra de
Gabriel García Márquez en inglés, pero mi hija Chelsea la ha leído
toda en español".
Me pareció, además del homenaje al idioma y a uno de sus grandes
escritores, una imagen ilustrativa de algo que está ocurriendo en su
país.
Con 43,5 millones de hablantes, el castellano apunta a convertirse
en el segundo idioma en uso en Estados Unidos.
Tenemos una gran lengua y una gran cultura. Un Congreso como este
debe ayudarnos a recuperar nuestro orgullo, a veces menguado por
diversas razones, apuntó Molina tras resaltar la trascendencia de las
culturas prehispánicas en la historia de la humanidad.
Nos toca enaltecer nuestra lengua. Cada hispanohablante que gane un
premio internacional, por ejemplo, no debe olvidarse de darle voz a su
idioma en esa ocasión, concluyó.