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La corte británica absolvió hoy a dos oficiales de inteligencia,
acusados de permitir el abuso contra prisioneros iraquíes por
uniformados bajo su mando.
El mayor Michael Peebles, de 35 años, y el oficial de aseguramiento
Mark Davies, de 37, ambos del cuerpo de inteligencia militar, quedaron
libres, después de un proceso judicial de seis meses, con un costo de
unos 38 millones de dólares.
Los dos militares estaban acusados de negligencia por permitir que
sus subordinados abusaran y torturaran a iraquíes bajo su custodia,
entre quienes se encontraba Baha Mousa, un empleado de un hotel de 28
años, muerto a causa de la golpizas recibidas.
Las víctimas de esos maltratos, ocurridos en el verano de 2003,
poco después de la invasión anglo-estadounidense al país árabe, no
recibieron nada de ese juicio, según denunció Phil Shiner, abogado de
la familia de Mousa.
El juez Justice McKinnon, al frente del juicio, encontró que las
evidencias eran claras y que los golpes propinados al fallecido iraquí
fueron el resultado de 30 horas de abusos sostenidos por "personas no
identificadas", declaró Shiner.
Mousa murió tras presentar 93 heridas en su cuerpo.
Pero el abogado defensor insistió en que ninguno de los soldados
participantes en las golpizas fue incriminado por esa causa.
El mes pasado, otros cuatro uniformados quedaron libres de toda
sospecha en un caso similar, ocurrido en la sureña provincia iraquí de
Basora, donde el Reino Unido mantiene desplegados a más de siete mil
200 hombres sobre las armas.
Los propios soldados reconocieron que existía libertad de acción
para encapuchar, esposar, privar del sueño y golpear a los prisioneros
en una práctica conocida como "condicionamiento" de los reos para los
interrogatorios, comenta el diario The Guardian.