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Sudamérica: Gas natural para la integración

MARIO ESQUIVEL

CARACAS, 14 de marzo (PL).— La creación de la Organización de Países Exportadores y Productores de Gas de Sudamérica (OPEGASUR), impulsada por Venezuela, Argentina y Bolivia, surge hoy como un elemento integrador y de apoyo a la soberanía energética en la región.

La relevancia de la iniciativa esta en la creciente aceptación de ese combustible en la economía internacional, donde gana espacio en condición de materia prima clave de la industria petroquímica y como sustituto del oro negro en importantes acciones de la vida diaria.

En efecto, cada día son más las instalaciones generadoras de electricidad que utilizan turbinas movidas a gas, que tiene un impacto ecológico mucho menor sobre el entorno en comparación con el crudo.

Mientras, para el caso específico de Sudamérica, la nueva entidad estará orientada a consolidar la soberanía de los pueblos en la materia, unido a una mejor valoración de los recursos naturales.

Asimismo, fomentará el intercambio de tecnologías y experiencias, inversiones conjuntas y la industrialización del gas, esto último con vistas a aportar mayor valor agregado a la riqueza energética del área.

Más allá de su simple efecto económico, la OPEGASUR se enmarca en las numerosas iniciativas activadas para impulsar el proceso de integración con un elevado contenido social, elemento característico de los nuevos tiempos que vive el subcontinente latinoamericano.

Según el ministro venezolano de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez, un esquema de ese tipo crea condiciones para el establecimiento de mecanismos de valoración del gas, inversiones conjuntas e incluso empresas mixtas.

Para las empresas del sector, uno de los ejes de la organización podría ser el Gran Gasoducto del Sur, con un costo de 20 mil millones de dólares, llamado a enlazar a Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina.

A la nueva asociación Venezuela aporta reservas de 150 billones de pies cúbicos de gas natural —las mayores del continente— sumadas a cerca de 70 billones correspondientes a los restantes socios.

No obstante, el potencial podría ser aun mayor, pues los estimados de la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) consideran la opción de que lleguen a 196 billones de pies cúbicos una vez que se certifiquen las existencias en la Plataforma Deltana.

El proyecto es visto además por los expertos de la industria como un posible componente en una especie de estructura de carácter mundial, donde ingresarían naciones como Rusia, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, todas con importantes inventarios de gas.

En el centro de esta estrategia esta la defensa de los recursos naturales frente al sostenido incremento de la demanda en los países industrializados, sujetos a un desenfrenado repunte del consumo sin tomar en cuenta políticas de empleo racional de ese potencial.

Los esfuerzos en esa dirección recibirían también el respaldo del Banco del Sur, cuya creación se adelanta en la actualidad, y que asumiría el financiamiento de obras de infraestructura en países en desarrollo.

Si bien las instalaciones para el procesamiento y transporte del gas natural requieren de tecnología costosa, los elevados precios del petróleo justifican la explotación de esos recursos y su utilización en la economía.

A lo anterior se suma el mínimo costo ambiental de su empleo y su presencia en la elaboración de rubros vitales en la actualidad como los plásticos y fertilizantes.

 

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