Actualizado 3:15 p.m. hora local

El futuro del béisbol está en juego

ENRIQUE MONTESINOS

Este viernes se producirá en Beijing, capital china, una decisión trascendental para el deporte de las bolas y los strikes, cuando se elija al nuevo presidente de la Federación Internacional de Béisbol (IBAF).

Paradójico resulta que sea la ciudad designada como próxima sede olímpica del 2008 donde se realice este cónclave en un deporte perteneciente al programa olímpico de verano que cesará después de esa cita hasta que el Comité Olímpico Internacional (COI), mediante votación de la mayoría, decida su reincorporación, pero nunca antes de los Juegos del 2016, aun por otorgar.

Si el béisbol luchó durante años por incorporarse a la arena olímpica, lo que logró plenamente en Barcelona’92, ¿cómo es que no supo mantener su lozanía plena solo unos años después y al primer intento de destronarlo por parte de otras modalidades aspirantes?

Al margen de que se trata de una interrogante con múltiples respuestas, en este momento lo que se impone es unir fuerzas de cara al futuro, haciendo de la IBAF una Federación más fuerte, que responda a los intereses del béisbol en todas las latitudes.

Y si una de las batallas cercanas del béisbol sería la de su retorno al seno de los Juegos Olímpicos de Verano, parece venir como anillo al dedo que uno de los aspirantes a la presidencia sea nada menos que miembro del COI.

El cubano Reynaldo González ostenta esa nominación, otorgada en reconocimiento al alto valor cualitativo del deporte nacional, además de tratarse de un reconocido hombre ligado al béisbol en los últimos 25 años, que fue vicepresidente de la entidad, titular de la Federación Cubana y actualmente dirigente de la Comisión de Ética de la IBAF.

Resultaría muy saludable para la pelota que además de una dirección colegiada pueda contar con una directiva en la cual estén representadas diferentes opiniones y haya una representación múltiple de las tendencias de los países desarrollados y no desarrollados.

El béisbol profesional de Estados Unidos, igual a los equipos de Grandes Ligas y la Asociación de Jugadores de esa entidad, apoyan al Sr. Harvey Schiller, otro de los aspirantes a la presidencia de la IBAF, mas de ser elegido se crearía un desbalance de intereses a favor de un país con todas las posibilidades de decisiones, sobre todo a partir de la creación unilateral el pasado 2006 del I Clásico Mundial, evento que despertó mucha expectación en todos los países beisboleros y que parece llamado a consolidarse con una segunda edición en el 2009, siempre y cuando tienda a eliminarse el gobierno absoluto del mismo por parte de los organizadores, dando paso a una ordenación más colegiada en la que se escuchen las opiniones y aportes de todos y que al final decida la mayoría.

Resulta incuestionable que en la tratativa de las directrices del I Clásico, "bajadas de úcase" para todos los contendientes de otros 15 países, se produjeron luego muestras de flexibilidad tanto por parte de Cuba con respecto a la aceptación de determinadas condiciones, como de los organizadores, que eran funcionarios de Grandes Ligas.

Pero no es procedente que determinados conceptos primarios queden a la buena voluntad de unos y de otros. Es necesario institucionalizar tanto los derechos como las obligaciones de cada cual.

A esa comprensión solo nos puede llevar la existencia de una IBAF con una dirigencia procedente de los países pobres, capaz de lograr un equilibrio justo entre unos y otros.

No resultaría lógico que nos inclinemos por algo que constituya un riesgo para el interés del deporte de aficionados presente en varios, por no decir en todos los países que participaron en el Clásico y como sucede con la mayoría de los países subdesarrollados, en África y en otros de Europa, en los que el deporte de aficionados es la fuerza principal.

El béisbol presenta en muchas naciones de nuestra región y del mundo elevada calidad entre aficionados, con jugadores brillantes, por lo que no deben crearse condiciones que permitan aplastar a esa forma de deporte, sin mucho o ningún interés comercial, solo el imprescindible para supervivir.

Tampoco podemos contribuir a que los países pobres continúen convirtiéndose en subsidiarios de las Grandes Ligas, organización cuyo objetivo es el de recibir a la gente de mayor calidad. Es interés en muchos países que sus estrellas jueguen para su pueblo, verlos desempeñarse en carne y hueso en los diamantes.

Por todas estas peculiaridades de fondo que están en juego es que afirmamos que este viernes no se producirá una simple elección de un presidente entre tres candidatos —añadan al holandés Theo Reitsma—, luego del fallecimiento en julio último del italiano Aldo Notari, quien desempeñaba esa función.

Es mucho más lo que está en juego.

 

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