El destacado músico cubano Harold Gramatges disertó hoy sobre los
lazos entre la música y el tabaco, como parte del IX Festival del
Habano, que reúne a más de mil 300 visitantes de 60 países de todos
los continentes.
En el Palacio de las Convenciones, el compositor y pedagogo
santiaguero, Premio Nacional de Música 2002, dictó la conferencia
Música, arte y Habanos, en la que puso de manifiesto los vasos
comunicantes entre estas tres esferas, mediante el relato de sus
vivencias personales y como creador musical, vinculadas desde la
infancia a los puros cubanos.
El Habano, aseguró el artista, recoge toda una cultura y una
forma de expresión que distingue y diferencia a los cubanos.
Puso los ejemplos de sus entrañables amigos, el maestro Gonzalo
Roig (1890-1970), extraordinario cultor de la zarzuela cubana, y
Francisco Repilado, Compay Segundo (1907-2003), popular compositor e
intérprete de géneros tradicionales, cuyas vidas y creaciones
estuvieron muy ligadas a la aromática hoja.
Los habanos tienen una magia, una espiritualidad y también sus
misterios y secretos igual que una pieza musical, aseveró Gramatges,
quien tiene una reconocida obra en expresiones musicales tales como
la sinfónica, de cámara, coral, para piano, para guitarra, canciones
y música para teatro, ballet y cine.
Previamente, Nelson Rodríguez, director de la Estación
Experimental del Tabaco, y Vladimir Andino, director del Instituto
del Tabaco, abundaron sobre las investigaciones en la Isla sobre la
aromática hoja, cuyos primeros cultivos originarios debieron tener
lugar entre cinco mil y tres mil años Antes de Nuestra Era en la
zona andina entre Perú y Ecuador.
Explicaron que no es hasta 1659 en que se autoriza en la nación
antillana la primera plantación de ese cultivo con fines comerciales
en la parte central del país, así como su auge, depresión, con el
llamado Estanco del Tabaco, y posterior impulso a partir de 1827
hasta nuestros días.
El científico cubano Eumelio Espino dictó la conferencia Origen y
Evolución del Tabaco Negro Cubano, referida a la dura batalla de la
Isla caribeña para lograr especies resistentes a plagas y
enfermedades, empeño finalmente cristalizado en las variedades
Habana 92 y 2000, Criollo-98 y Sancti Spiritus-96, entre otras,
implantadas ya en el país a partir de los años 90.
Esta previsto que en horas de la tarde se efectúe la final del
Trofeo Habanos-Armagnac, en pos de buscar la mejor unión entre un
Habano y el mencionado vino francés, se ofrezca una clase magistral
de torcido de un puro a mano, así como otras conferencias de sumo
interés.
Mañana concluirá esta IX edición del Festival con la tradicional
Noche de Gala, que estará dedicada esta vez a la Reserva de
Montecristo número cuatro, una de las vitolas más emblemáticas del
portafolio de la Corporación Habanos S.A., entidad que el pasado año
logró negocios por más de 370 millones de dólares, un ocho por
ciento superior a igual etapa anterior