Las migraciones tienen un carácter crecientemente global. Se producen de Sur a Norte y su móvil es económico en lo fundamental; están asociadas a las causas estructurales de la pobreza y la desigualdad en el mundo subdesarrollado, así lo reflejaron los asistentes al IX Encuentro sobre Globalización, que al cierre de su tercera jornada había incrementado a 1 588 la cifra de participantes, procedentes de 55 países.

Variados fueron los puntos de vista, pero en general se ofreció una visión completa de una problemática que a juicio de José Antonio Alonso, de la Universidad Complutense de Madrid, "no es un fenómeno episódico" y es, además, un asunto complejo con el cual "tenemos que convivir" y al que hay que hallarle solución mediante la eliminación de las causas que generan las penurias y necesidades entre los hombres y mujeres que habitan el planeta.

La pérdida de población joven y profesionales para las naciones emisoras (robo de cerebros), es uno de los aspectos sobre los cuales insistieron los ponentes. Tanto Andrea Gallina, de Dinamarca; Marco Zupi, de Italia, y el cubano Antonio Aja, de la Universidad de La Habana, se refirieron indistintamente a las consecuencias nefastas que esto tiene, en especial por la fuga de un capital humano tan necesario para fomentar el desarrollo.

Igualmente, se valoró como imperativo el poner fin a las políticas selectivas para los emigrantes procedentes del Sur y el respeto de sus derechos humanos, tantas veces violados.