Opinan sus dirigentes que la empresa enfrenta un proceso de
transformación con infinitas posibilidades económicas. La llamada
azúcar orgánica, uno de sus renglones exportables, mantiene ventajosos
precios. Actualmente dispone de un mercado internacional conquistado y
creciente.
Esta industria, del municipio de Santo Domingo, que por sus
reiterados problemas e inestabilidad agrícola e industrial estuvo a
punto de paralizarse, es hoy una entidad enfrascada en mejorar la
operación, incrementar su eficiencia y cambiar la imagen de sus
instalaciones y del batey. Ya son visibles algunos logros.
Para esta zafra la entidad tiene un plan de azúcar orgánica aún
modesto, pero con perspectivas reales de incrementarse en los próximos
años y llegar al cierre del quinquenio a las 8 000 toneladas métricas.
En la campaña precedente se produjeron 3 787 toneladas, volumen que
marca un ascenso gradual —todavía no significativo— si se compara con
los registros anteriores. Fueron cumplidas las normas de calidad, lo
cual contribuyó a la estabilidad del mercado y aumentó la demanda.
La producción de este tipo de azúcar requiere sustituir insumos
químicos que se emplean para el azúcar convencional, simplificar el
proceso fabril, hacerlo más sustentable y disminuir el desperdicio
energético que trae el cambio industrial.
Es obligatorio, además, obtener un producto que por sus
características cumpla los requisitos para ser consumido, de forma
directa, como alimento, según los códigos internacionales.
El ecológico es un mercado especializado dentro del sector
alimentario, de mucha exigencia, que muestra un crecimiento muy
dinámico a partir de los años 90, superior a la oferta. Aunque esa
preferencia toma fuerza y se extiende hacia otros países, su mercado
mayor radica en la Unión Europea.
Modesto García Bermúdez, director del Carlos Baliño,
cañero-azucarero de oficio, afirmó que las demandas internacionales
son cada vez mayores de un alimento muy cotizado en el mercado
externo.
En la caña dedicada a esta azúcar los beneficios de campo se
aplican mediante el tradicional cultivo desyerbe, limpia manual, con
guataca o azadón.
Técnicos de una firma de reconocido prestigio internacional en la
materia, la ECOSER, son los encargados de certificar luego de
periódicas y a veces sorpresivas inspecciones, análisis, pruebas de
suelo y el chequeo de los documentos de control, que esas plantaciones
llevan no menos de tres años de estar libres de productos químicos.
Evaluación por igual rigurosa, pero con otras características, se
realiza en el ingenio. A no pocos países se les ha cancelado la
certificación por violar las normas.
El precio de esa azúcar en el mercado internacional es favorable
para la economía del colectivo, apunta García Bermúdez. Será mucho
más, subraya, cuando seamos capaces de aumentar el rendimiento
industrial, aprovechar al máximo el potencial de la caña, bajar los
costos actuales y entregar un producto competitivo, que se distinga
cada vez más por la calidad.
Ante la respuesta del colectivo y las perspectivas que se abren, el
Ministerio del Azúcar, por vía del Grupo Empresarial de Villa Clara,
dio un voto de confianza a la empresa al apoyar sus transformaciones.
Una inversión significativa de recursos se destina a los sistemas
de riego; hay seis maquinas en explotación y otras cuatro se sumarán
en las próximas semanas. El propósito es compactar la producción
cañera y aprovechar al máximo tierras destinadas para este cultivo.
Nicolás Murillo Fonseca, jefe de mantenimiento del Carlos Baliño
desde 1971, cree en la posibilidad de convertir al central, además, en
una potencia energética si se fortaleciera esa área.
El programa de diversificación del Carlos Baliño incluye el montaje
de una planta, de avanzada tecnología, para la producción (ya
contratada) de frutas deshidratadas orgánicas, con mercado seguro en
Japón y alta demanda en países europeos.
La instalación puede entregar, por su capacidad, hasta 40 toneladas
de frutas al año para la exportación y asegurar una producción
secundaria de pulpas y conservas para el mercado interno. El proyecto,
que en fase de puesta en marcha realizó pruebas con carga
satisfactorias, incrementa la posibilidad de empleo para mujeres que
residen en la comunidad.
La garantía productiva está en los frutales que se fomentan (piña,
guayaba, mango), en suelos no aptos para la caña con iguales
exigencias de atención y cultivo que las plantaciones para producir el
azúcar orgánico.
| Entre los mejores en la actual
zafra
Al
cierre de enero el central Carlos Baliño se ubicaba, por la
integralidad de sus resultados, entre los cuatro mejores del país.
Solo le aventajan el 14 de Julio, de Cienfuegos; Panchito Gómez
Toro, también de Villa Clara, y el Jesús Rabí, de Matanzas. Según
la oficina de Comunicación Institucional, del Ministerio del
Azúcar, este miércoles eran 36 los ingenios en zafra, ocho menos
de los planificados para la fecha. Humedad en los campos de caña,
que obstaculiza la cosecha, y la llegada tardía de algunos
aseguramientos son las causas principales de los atrasos.
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| Crecer en caña e incrementar
los rendimientos
Las
unidades cañeras del Carlos Baliño —entre ellas la UBPC Bermejal—
defienden hoy un principio básico: incrementar el rendimiento por
hectárea y llegar a los niveles que necesitan el central y la
provincia, ambos muy lejos del promedio estimado para esta zafra.
La batalla por el alto rendimiento agrícola solo se habrá ganado
cuando todos los campos y no una parte, tengan los beneficios y la
atención necesarios. Joel Barrios Batle muestra un prometedor
bloque de reposición, sembrado con calidad, beneficiado por el
riego y donde es visible la alta población. Ahora sí vamos a tener
caña, asegura, y podremos contribuir a que Villa Clara rebase
ampliamente, en fecha no lejana, las 30 toneladas de caña por
hectárea que proyecta la actual cosecha. |