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Niños trabajadores, infancia robada
MARIELA PÉREZVALENZUELA
mari.pv@granma.cip.cu
Cuando este trabajo vea la luz, al amanecer de un día cualquiera,
millones de niños del mundo habrán despertado, algunos para asistir a
la escuela, y otros forzados a ganarse la vida de las maneras más
diversas, incluso en trabajos considerados de alta peligrosidad.
La
Convención sobre los Derechos del Niño prohíbe que se reclute a
menores de 15 años.
De los casi 218 millones de niños mayores de 5 años de edad que
trabajan en el planeta, casi el 70% de ellos lo hace en tareas
agrícolas, el 22 en el sector de los servicios y el 9% restante en la
esfera industrial. De ellos, 126,3 millones laboran por bajos
salarios, sin protección, y en no pocas ocasiones rozando los límites
del peligro.
En América Latina, además del incremento desmedido de la pobreza
—atizada por más de dos décadas de neoliberalismo y de la desigualdad
en la distribución de la riqueza nacional—, la falta de acceso a la
educación, la carencia de empleos dignos para los adultos y la
migración de las zonas rurales a las urbanas, constituyen algunas de
las causas del trabajo infantil.
Los
que soportan trabajos duros pueden padecer serios problemas
de salud.
Ya sea en la construcción, la minería o en la agricultura, los
niños alimentan a diario las columnas de una triste estadística, que
habla de accidentes mientras operan maquinarias para las que apenas
están capacitados o realizan otras tareas impropias de su edad. El
asunto —ya se sabe— lo desaprueba la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), pero el freno a las inequidades apenas aparece.
Investigaciones de la OIT en varias naciones sudamericanas
demostraron que muchos menores de edad empleados en las minas
presentan retraso en el crecimiento, además de desnutrición crónica,
deterioro neurológico e invalidez por accidente.
Son
mano de obra barata en la agricultura.
Tal situación se podría revertir si se generan otras fuentes de
ingresos y oportunidades para los adultos que liberen a los pequeños
de preocupaciones domésticas, a lo que se añade la necesidad de que se
respeten sus derechos más elementales, como es el tener acceso a la
educación y a una infancia feliz.
La realidad, sin embargo, está lejos de resultar un cuento de
hadas. Los niños pobres deben soportar las peores condiciones si
quieren mantener su empleo. En ocasiones se les obliga a trabajar
durante muchas más horas de las que estipulan las leyes laborales y a
cambio reciben una remuneración menor que los adultos por realizar una
misma labor, algo así como si de entrada tuvieran que pagar por el
"pecado" de ser infantes.
Según un informe de las Naciones Unidas, la violencia que sufren en
el lugar de trabajo es frecuente, y va desde la brutalidad física, la
grosería, el aislamiento, la intimidación y el acoso sexual, hasta
casos de asesinato.
Aunque algunos lo consideran menos arriesgado, el trabajo doméstico
—opción que hallan principalmente las niñas para ayudar al sustento
familiar— se está convirtiendo en otra forma de explotación.
La OIT estimó que en el 2004 existían unos 250 000 niños en esas
condiciones en Haití —el país más pobre de América Latina—, 200 000 en
Kenya y 100 000 en Sri Lanka, mientras investigaciones llevadas a cabo
en Filipinas, Perú y El Salvador, ratificaron que la mayoría de los
contratados en el servicio doméstico denunciaron ser víctimas de malos
tratos.
El uso de menores en conflictos armados y en el negocio del sexo
son otros ejemplos de violencia contra la infancia. Aunque las cifras
de los que son obligados a prostituirse resultan solo estimaciones
aproximadas, se calcula que, cada año, casi un millón de menores dejan
atrás las esperanzas de una Cenicienta para adentrarse en los hogueras
de una transacción de la que no se sale sin marcas eternas.
¿ERRADICAR?
No obstante el reconocimiento que la OIT y otros organismos hacen
al esfuerzo de algunos gobiernos para acabar con el trabajo infantil,
será muy difícil cumplir con el Objetivo de Desarrollo del Milenio de
erradicarlo en todas sus formas para el 2015.
Aunque se considera un paso de avance, no hay que congratularse por
el hecho de que por primera vez el trabajo infantil descendiera
durante el periodo 2000-2004, de 246 millones a 218.
No son uno, ni dos, son ¡218 millones de niños!, no pocos huérfanos
de madre y padre a consecuencia del SIDA, millones sin escuelas,
golpeados, tristes, sin atreverse a imaginar cómo será su vida cuando
crezcan.
Mientras América Latina fue la región que registró la mayor caída
en el cuatrienio al reducir de 17,4% a 5,7% la cifra de infantes de
entre 5 y 14 años que trabajan, Asia concentra el mayor número de
menores de 14 años ocupados laboralmente, con alrededor de 122
millones, seguida por África Subsahariana, con 49,3 millones.
Otro grupo constituido por países desarrollados, Oriente Medio y
África septentrional, alberga 13,4 millones.
La situación de la infancia a nivel mundial es poco alentadora.
Resulta esperanzador que en América Latina la situación de los niños
comience a cambiar en países como Venezuela, Bolivia, Nicaragua,
Ecuador, Brasil y otros en que eliminar la pobreza, erradicar el
analfabetismo y mejorar los niveles de salud son tareas de primer
orden.
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CIFRAS PARA MEDITAR
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Se calcula
que alrededor de 500 000 niños trabajan en la agricultura en
Estados Unidos sin protección legal, una buena parte de ellos
latinos inmigrantes. Precisamente ese país, con la mayor
población infantil de toda América, no ha ratificado la
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño,
de 1989.
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Cerca de
300 000 menores están involucrados en conflictos armados.
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En el 2003
había en África 43 millones de huérfanos a causa del SIDA y se
prevé que en el 2010 esa cifra se elevará a 50 millones, lo que
inevitablemente conllevará incrementar el trabajo infantil.
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El programa
internacional para la erradicación del trabajo infantil funciona
en aproximadamente 90 países y es el mayor sistema de
cooperación técnica de la OIT.
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Uno de cada
seis niños del planeta está obligado a ganarse la vida con el
trabajo. Fuentes: Informe global de la OIT 2006, UNICEF y sitios
de Internet relacionados con el tema desarrollado.
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