Tras llegar a la sureña ciudad de Cuenca, para asistir a la sepultura de Larriva y su hija Claudia, Correa ratificó la decisión de que otra fémina asuma la máxima dirección del Ministerio de Defensa.

En compañía de familiares y amigos de las fallecidas, el jefe de Estado agradeció las muestras de solidaridad de países vecinos con esta "tragedia nacional", que significó —dijo— la muerte de la ministra.

En la próxima reunión de gabinete se sentirá la gran ausencia de la funcionaria fallecida la noche del miércoles en el choque de dos helicópteros ocurrido en las cercanías de la Base militar de Manta, en la provincia de Manabí, dijo.

El dignatario destacó de nuevo la voluntad y figura de Larriva, así como de las otras personas que murieron en ese accidente aéreo.

"Guadalupe era una mujer feliz y transmitía esa felicidad", aseveró Correa, al insistir que muy pronto Larriva se ganó el aprecio de las Fuerzas Armadas. La ministra asumió ese cargo el 15 de enero pasado.

La titular, ex líder del partido Socialista, murió feliz pues estaba contenta con asumir ese cargo y como tributo a su figura -anunció- se buscará a otra ecuatoriana para que ocupe su puesto.

Ratificó su juramento de luchar por transformar el país y se comprometió a no descansar hasta lograr ese objetivo. "Que del dolor surja la esperanza", agregó

Correa, en compañía de sus ministros, participó en la misa ofrecida por sus familiares a Larriva y Claudia, y asistió al cementerio municipal de Cuenca, donde las fallecidas recibieron sepultura.

Los restos de la ministra y su hija fueron velados toda la noche en las instalaciones de la universidad de esa sureña ciudad, posteriormente fueron llevados al salón de la ciudad y trasladados al cementerio municipal.