Aún
sin comenzar su construcción, a un costo aproximado de 500 millones de
dólares, la futura biblioteca que recordará el "legado" del actual
gobernante estadounidense George W. Bush ha suscitado un buen número
de críticas, entre ellas la de profesores de la Universidad que se
oponen a la guerra en Iraq.
Según la tradición, que viene desde la presidencia de Franklin
Delano Roosevelt, los mandatarios norteamericanos ordenan la
construcción de una biblioteca o museo donde se guardarán los
documentos y recuerdos de su gestión en la Casa Blanca, lo cual
generalmente se hace en los estados de donde son originarios.
Por eso, al acercarse el final del segundo periodo presidencial de
Bush comienza a pensarse en el propósito. Por un lado los escasos
partidarios del proyecto quieren levantar el edificio en los predios
de la Universidad Metodista del Sur, en Dallas, Texas, donde fue
gobernador, pero por el otro no pocos opinan que de consumarse el
hecho sería un escándalo que dañaría la reputación del centro.
Tan airada es la protesta que ante el anuncio del comité de
selección acerca del inicio de las conversaciones para los trámites
constructivos, alrededor de 70 teólogos, profesores y miembros del
claustro docente, invitaron a las autoridades universitarias a hacer
memoria acerca de "las malas calificaciones" de Bush cuando este fue
alumno.
El proyecto en ciernes, además de la biblioteca y el museo,
incluirá un instituto de política que no responderá a la universidad
sino a la Fundación Bush.
¿Y con qué van a llenar las estanterías?, es la pregunta. Pues,
nada, al parecer habrá de contratarse a académicos conservadores
dispuestos a escribir documentos y libros favorables a la política del
mandatario.
Lamentablemente, Bush se cuenta entre los tres mandatarios con más
bajos índices de popularidad de la historia de Estados Unidos, y a las
malas calificaciones sobre su gestión, incluido el descalabro de la
guerra en Iraq, se unen sus deficientes aptitudes como orador, amén
del rechazo por la lectura, con lo que clasifica también entre los
presidentes con menos dotes intelectuales. Entonces, ¿cuál podría ser
su legado?
En tono irónico Sam Boyd, un veterano de la guerra de Viet Nam, ha
dicho que una vez que se complete la construcción de la biblioteca, el
edificio "será el objetivo número uno de los terroristas en el mundo";
sin embargo, Deborah Lewis, una lectora del diario The Fort Worth Star-Telegram,
fue más directa al escribir que si Dallas es ya famosa por el
asesinato del presidente John F. Kennedy en 1963, ahora "probablemente
lo será por honrar al peor presidente".