En la ceremonia, en la que estuvieron Abel Prieto, ministro de
Cultura y Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del
Poder Popular, ambos miembros del Buró Político del Partido; José
Ramón Fernández, vicepresidente del Consejo de Ministros y Roberto
Fernández Retamar, presidente de la Casa de las Américas, junto a
numerosos intelectuales, se conocieron los escritores distinguidos en
esta 48 edición del certamen.
Entre un total de 493 obras concursantes el lauro en novela pasó a
manos de Mil y una, de Susana Silvestre (Buenos Aires, 1950),
narradora y periodista, "por su prosa fluida, limpia, graciosa, su
estructura inteligente, compleja y lúdica; y por constituir un desafío
frente a las tendencias que muestran hoy los grandes consorcios
editoriales", a juicio del jurado.
En ensayo de tema artístico literario se llevó las palmas el
narrador y crítico de arte cubano Alberto Abreu (Cárdenas, 1961), con
Los juegos de la escritura o la (re) escritura de la Historia
mientras Heptalogía de Hieronymus Bosch: 6. La paranoia, de
Rafael Spregelburd (Buenos Aires, 1970), dramaturgo, actor, director y
traductor teatral, obtuvo el primer puesto en teatro "por la creación
de un universo dramático, original y poético, cruce de comicidad,
metaficción y filosofía".
En literatura testimonial Oblivion, de Edda Fabbri
(Montevideo, 1949), el tribunal le concedió el premio al considerar el
gran valor testimonial y literario de la crónica de una presa política
encarcelada en los años de la dictadura en Uruguay, en tanto que en
literatura brasileña Um defeito de cor, de Ana Maria Gonçalves
(Minas Gerais, 1970), publicista y escritora, alcanzó el triunfo por
resultar "una notable novela que se destaca por la elaboración
estético-literaria".