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Al menos siete críticos del gobierno del presidente estadounidense,
George W. Bush, y la guerra en Iraq fueron aceptados hoy como jurados
potenciales en el proceso contra un ex asesor de la Casa Blanca.
Se trata del juicio contra el antiguo colaborador del
vicepresidente Richard Cheney, Lewis Libby, acusado por perjurio y
obstrucción de la justicia como parte de una investigación federal por
el llamado escándalo CIA-gate.
Sin embargo, según el diario Worcester Telegram, otras dos mujeres
no fueron integradas al tribunal de 12 magistrados debido a su extrema
oposición a la administración Bush, y la posible afectación de las
deliberaciones.
Hasta este jueves autoridades federales en el distrito de Columbia
habían certificado a 24 jurados potenciales para oficiar en el proceso
penal contra Libby, presunto culpable por revelación de identidad de
una oficial encubierta de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
El escándalo estalló en 2003 y perjudicó el nombre de la entonces
empleada de la CIA Valerie Plame, cuyo marido diplomático fustigó al
gobierno de Bush por la conflagración en el Oriente Medio.
Theodore Wells, uno de los abogados de Libby, recordó que las
implicaciones políticas son inevitables durante el juicio porque hay
sospechas sobre la existencia de una conspiración gubernamental contra
el esposo de Plame.
Trascendió, además, que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice,
podría unirse al vicepresidente Cheney como testigo potencial del
procedimiento judicial contra el ex ayudante de la Oficina Oval.
Los nombres de Cheney, Rice, e incluso su predecesor, Colin Powell,
fugran en una larga lista de funcionarios oficiales y periodistas que
pueden ser llamados a testimoniar en el caso estatal contra Libby,
reportó la cadena CNS News.