Cuba en el mundo

Japonés emigrado a Cuba arriba a su centenario

Miguel Miichiro Shimazu, un japonés emigrado a Cuba en el siglo pasado, arribó al centenario de su natalicio en la Isla de la Juventud, la segunda mayor del archipiélago antillano.

La página web del periódico Victoria, de la Isla de la Juventud, apunta que Miichiro es el primero de los japoneses radicados en este territorio insular que llega a esa avanzada edad en Cuba, y uno de los cerca de dos mil contemporáneos registrados en este país.

La vida en armonía, en equilibrio con la naturaleza, en paz con uno mismo y con los demás, es su único consejo para quienes aspiren a sobrepasar los 120 años con calidad de vida.

El anciano, describe el diario, conserva una visión perfecta, una memoria espectacular y, al hablar, aunque es parco, muestra una singular mezcla de palabras de su idioma natal y del español aprendido en Cuba.

Miichiro había llegado a este paraje ultramarino de Cuba a fines de la década de los años 20 pasados, con una veintena de años en sus espaldas, así como lo hicieron otros tantos que formaron una poblada comunidad al sur de la otrora Isla de Pinos.

Este japonés da gracias a "Dios y a Fidel Castro" por la existencia del hogar de ancianos donde vive y recibe atenciones médicas gratuitas, incluida la fisioterapia, acupuntura y técnicas milenarias para su bienestar.

"Aquí me han atendido con tanto esmero, que son mi familia, me siento tan bien que no tomo medicinas y estoy como en casa, con la diferencia de que no vivo tan lejos, como en la zona del río Júcaro, donde residía antes", dijo.

Relató que ha sido invitado en tres ocasiones a visitar su país de origen, pero no ha querido ir, porque lamenta separarse por unos días de este lugar, al que considera "el mejor del mundo".

Recuerda como el gobierno de Estados Unidos, al iniciar la II Guerra Mundial, lo apresó y condujo hacia La Habana, como presunto espía por su origen japonés, y tras ser retenido durante tres meses, sin pruebas, lo recluyeron en el Presidio Modelo por tres años.

En la década de los 40 del siglo pasado, el gobierno de turno, aliado de Estados Unidos, utilizó este recinto penal como campo de concentración, donde aplicó métodos de tortura y asesinó a cientos de inocentes.

Con el triunfo de la Revolución, Miichiro fue beneficiario de la Ley de Reforma Agraria, al recibir la propiedad de la tierra donde cultivó —hasta que pudo hacerlo— melones, pepinos y otras hortalizas. (PL)

 

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