Luego de la decisión del presidente
George W. Bush de incrementar los efectivos militares en Iraq, el
número de opositores a ese plan bélico crece hoy en sectores sociales
y miembros del Partido Demócrata estadounidense.
Cuando por estos días se celebran diversas audiencias del Congreso
sobre el conflicto iraquí, incluso republicanos como el senador Chuck
Hagel consideran que las operaciones en Iraq constituyen el error en
política exterior más peligroso en Estados Unidos desde Viet Nam.
Tras anunciar la víspera que se postulará por el Partido Demócrata
a la candidatura presidencial, el congresista Chiris Dodd, valoró que
las políticas de guerra en el país árabe han sido un paraíso de
tontos, en alusión a la estrategia de guerra seguida por Bush.
Sometido al fuego cruzado de las audiencias congresionales sobre
Iraq, el Ejecutivo admitió el fracaso de su estrategia en la nación
árabe.
"No había suficientes tropas, ni iraquíes ni estadounidenses, para
proteger los perímetros más inseguros de Iraq" y por eso el plan
falló, consideró el gobernante.
El nuevo programa se implementa cuando el panorama militar en
territorio iraquí es más complejo por el aumento de la resistencia.
Por acciones de esos grupos y otras causas, más de tres mil soldados
estadounidenses murieron, y otros 20 mil resultaron heridos.
A ese escollo contra el plan de Bush se suman otros, como el
proyecto de ley del senador demócrata Edward Kennedy, el cual plantea
impedir la asignación de nuevos fondos al contingente militar que
Washington intenta desplegar en suelo iraquí.
En la guerra contra Iraq y otros países del Medio Oriente, Estados
Unidos incurrió en gastos militares ascendentes a más de 450 mil
millones de dólares, a costa del erario público, según fuentes
gubernamentales.
Otro elemento de peso es que un reciente sondeo de la consultora
Gallup arrojó que el 61 por ciento de los estadounidenses está en
contra de mandar refuerzos a ese Estado del oeste-asiático.
Casi la mitad de los ciudadanos entrevistados consideró que Estados
Unidos no está en condiciones de vencer en Iraq, aunque despliegue un
enorme potencial bélico en ese territorio.
Por su parte, el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid,
señaló que está convencido de que varios republicanos apoyarán a los
demócratas en el Congreso para bloquear el incremento de contingentes
de soldados.
Tanto Reid como la líder de la Cámara de Representantes, Nancy
Pelosi, coincidieron en que esa acción llevará al ejército a un punto
de ruptura sin ganancias estratégicas y pondrá en peligro a más
estadounidenses.
Recomendaron también a la Oficina Oval que la mejor manera de
seguir adelante es comenzar el retiro gradual de las unidades
militares en los próximos cuatro a seis meses.